La Confederación Hidrográfica del Júcar ha iniciado el proceso administrativo para la expropiación de los terrenos para construir una nueva tubería que permita llevar agua desde la desaladora de Mutxamel a Benidorm y evitar así que puedan producirse restricciones en el abastecimiento de agua. La conducción Rabasa-Amadorio, inaugurada en 1996, se encuentra en muy mal estado y el pasado verano hubo bastantes cortes por avería. Ahora se van a invertir 4 millones de euros dentro del presupuesto de obras de emergencia incluidas en el decreto de sequía de la cuenca del Júcar. Los trabajos consisten en trazar un nuevo canal de unos seis kilómetros de longitud y una estación de bombero para llevar el agua a los depósitos desde donde se distribuye el agua a los domicilios.

El proyecto de la Confederación Hidrográfica del Júcar tiene, por otro lado, dos derivadas. Una positiva, como es el que se pueda garantizar el suministro hídrico con agua desalada a la comarca donde se concentra el 75% del movimiento turístico de la Costa Blanca y otra negativa, como es el que, definitivamente, el Gobierno opta por desenganchar a la Marina Baixa del trasvase del Júcar, que sigue si garantizar agua potable para la provincia de Alicante.

Los trabajos consisten en la construcción de una nueva estación de bombeo que permita incorporar los recursos generados en la planta desaladora a la conducción Rabasa-Fenollar-Amadorio. Esta estación, cuya ubicación está prevista junto a los depósitos del Ramellat, será equipada para elevar el agua. Para ello, se instalarán cuatro bombas con capacidad para elevar cada una de ellas 735 m3 por hora. En cuanto a los trabajos de reparación de los tramos de la conducción, serán nueve tramos con una longitud total de 11.775 metros de los 40 kilómetros que tiene la infraestructura, que afectan a los términos municipales de Alicante, El Campello y Mutxamel. La conducción fue construida en 1996 para afrontar la sequía que tuvo lugar durante los años 1994 y 1999, y fue puesta en explotación en el período de sequía de los años 1999 a 2001.

La empresa pública Acuamed trata de buscar, de esta forma, usuarios para la desaladora de Mutxamel (80 millones de euros de inversión), y tras firmar acuerdos para distribuir agua a Alicante y el propio municipio de Mutxamel, y con el Taibilla para devolverle los 5 hm3 que se derivaron a Benidorm el verano pasado, acaba de encontrar un socio para toda la vida, el sector turístico de la Costa Blanca. Con los embalses de la Marina Baixa en precario por la sequía, la decisión del Ministerio de Agricultura estaba cantada. El Júcar no trasvasará agua a Benidorm y el sector turístico deberá engancharse a la desaladora de Mutxamel, que de concebirse como una solución de urgencia pasa a ser definitiva, debido a que el agua de Cullera, la que se toma en el Azud de la Marquesa no sirve para beber por la puntual aparición de pesticidas.

Los ánimos entre el Gobierno y el Consell y los usuarios y agricultores que se beneficiarán del trasvase Júcar-Vinalopó están muy caldeados tras el retraso que acumula la firma del convenio por el que Alicante podrá recibir 12 hm3 del Júcar desde el embalse de Alarcón. El Gobierno mantiene el compromiso de trasvasar a la provincia 12 hm3 de agua potable desde el pantano de Alarcón pero la transferencia sigue sin convenio regulador ni fecha. Los regantes alicantinos han aparcado, de momento, su intención de demandar al Ejecutivo central en Bruselas por el cambio del proyecto del Júcar-Vinalopó, que hubiera llevado a la devolución de la subvención de 120 millones de euros que recibió el Ministerio para construir el trasvase.