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Paloma Taltavull

«Si Cataluña para el Corredor Mediterráneo, sería un desastre»

La experta afirma que los vínculos de la provincia con las provincias catalanas son «intensos»

«Si Cataluña para el Corredor Mediterráneo, sería un desastre»

¿Cuáles son los principales vínculos económicos de la provincia con Cataluña?

Son intensos. Las asociaciones en cuestiones de inversión entre empresarios alicantinos y catalanes, principalmente en los sectores industriales, son intensas. En turismo y servicios son menores dado el protagonismo de Baleares y de empresas extranjeras, pero los capitales catalanes están presentes en algunas redes hoteleras muy activas en Alicante.

¿Se pueden ver afectados esos vinculos tras el resultado de las elecciones catalanas?

Los vínculos facilitan el flujo de capitales de inversión y cualquier posible límite a la inversión es malo en las economías. Si culminara la segregación, se podría ver afectado algún tipo de control de capitales. Sería un desastre para la exportación el control fronterizo. Este es un punto clave: la falta de continuidad en el Corredor Mediterráneo sería muy negativo para la economía de Alicante.

¿Deberíamos estar preocupados por el rumbo de la vecina autonomía catalana?

Mientras el proceso sea solo de autoafirmación, no tiene porqué tener efectos sobre la estructura económica y la institucional. Si se produce la exclusión de la economía- territorio catalán de la UE, sí que sería un grave problema. Habría que ver cuál es el modelo que ellos elegirían para gestionar la economía. Si siguen un modelo liberal y de apertura, es decir, con reducidos controles -si los hay- aduaneros, manteniendo el arancel, no imponiendo controles de capital ni de personas, entonces Cataluña podría seguir como en la actualidad, y su autonomía en las decisiones políticas podría no afectar en un primer momento al resto de las economías españolas. En un segundo momento sí tendría efectos en términos fiscales y de redistribución.

¿En qué sentido?

La independencia fiscal podría hacer que Cataluña decidiese actuar como Luxemburgo, por ejemplo, con menor fiscalidad para los capitales, entre otros. En este caso, me aventuraría a decir que atraería muchos capitales y actividad. Lo contrario también podría suceder. El ámbito de escenarios es enorme, así que es difícil decir qué puede pasar.

¿Percibe algún tipo de interdependencia entre ambos territorios, ya sea económica o social por cercanía territorial?

Los tejidos industriales de Alicante y Cataluña están fuertemente interrelacionados, como los de Alicante con otras industrias europeas o algunas regiones españolas, así que cualquier cambio en el status quo modificará las relaciones y tendrá efectos. Lo que no se puede decir es si serán positivos o negativos. Indudablemente hay también una vinculación cultural, tanto en lengua como en tradiciones e idiosincrasia, una relación que el tiempo no ha borrado. Hay muchos catalanes trabajando y viviendo en Alicante al igual que muchos alicantinos en Cataluña y siempre hemos tenido excelentes relaciones.

¿Le parece que haya sentimientos de rechazo hacia la supremacía catalana?

No tengo una idea preconcebida, pero desde el punto de vista económico su estructura empresarial es más potente que la alicantina, salvo en algunos casos, lo que da la idea de que hay supremacía pero confunde Cataluña con las empresas. Es lo mismo con empresas de Madrid o de otras partes de España. Cataluña tiene una estructura productiva muy bien enlazada y eso, quizás, es lo que da la idea de dependencia. No obstante, esa sensación puede ser más procedente de la percepción en la debilidad de nuestra red económica que de la supremacía de cualquier otra.

¿Piensa que grupos minoritarios radicales de la provincia podrían resucitar ahora?

La idea puede extenderse. Posiblemente habrá un período de espera para ver cómo funciona una Cataluña independiente, si es que esa es la figura final, aunque yo no creo que ocurra.

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