Lejos de las acusaciones de que fueron objeto los ponentes del Círuclo de Montevideo por parte del alumnado que se manifestó en pleno acto con la intención de suspenderlo, el rector concluyó su discurso inaugural apuntando que la Universidad «no debe ser sierva a corto plazo del mercado laboral». Desechó la función que se le presupone de formar empleados, frente a la de favorecer una capacitación intelectual que se alimente posteriormente. Subrayó que el lastre de nuestro país es el bajo nivel educativo de la población madura, y que libertad e igualdad no son extremos sino que «una no es sin la otra». Insistió en que el mayor error de un país está en recortar en i+d y razonó que los ricos lo son porque previamente invirtieron en educación e investigación.