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Antonio Vivo

«Alicante siempre ha sido la cenicienta de la Generalitat»

«Alicante siempre ha sido la cenicienta de la Generalitat»

Su vida y su trabajo han estado ligados en los últimos 20 años a la basílica de Santa María. Sin embargo, Antonio Vivo acaba de poner su cargo como rector del templo a disposición del Obispado.

¿Por qué ha tomado esta decisión?

Porque voy a cumplir 86 años y creo que ha llegado el momento de dar este paso, de jubilarme. Me apetece llevar una vida más tranquila, más familiar. Además, quiero publicar los trabajos de investigación que he desarrollado, así como la historia de la basílica de Santa María, que ya he comenzado. Por otro lado, me apetece mucho visitar Burgos, donde ejercí 35 años como profesor de teología y dónde muchos de mis discípulos están deseando verme.

Cuando se haga efectivo su cese, ¿qué relación tendrá a partir de ese momento con Santa María?

Colaboraré con la fundación de Santa María como miembro vitalicio que soy para promover la cuarta fase de las obras de rehabilitación del templo.

¿Cómo era la iglesia que se encontró cuando llegó para ejercer como párroco hace 20 años?

Estaba totalmente en ruinas. Mi primera dificultad fue la de poder entrar al templo. Tuve que hacerlo con casco, imagínate. Recuerdo que el jefe de Bomberos por aquel entonces, Ildefonso Prats, iba con una escalera quitando sillares que estaban a punto de desprenderse de la bóveda. Era un edificio declarado en ruinas.

Y comenzó entonces su lucha con los políticos para que financiaran el arreglo del templo.

Sí, tuve que pelear muchísimo, con los políticos alicantinos, pero sobre todo con los de la Generalitat Valenciana para que aportaran los fondos necesarios para la rehabilitación de Santa María.

¿Quién arrimó más el hombro?

Sin duda Eduardo Zaplana, de hecho colocamos una placa en agradecimiento a su ayuda. Gracias a Eduardo Zaplana -por quien rezo y me encuentro de vez en cuando- se desarrollaron la primera, la segunda y la tercera fase de la reforma. También es justo recordad el apoyo prestado por José Ramón García Antón.

¿Qué falta para concluir la rehabilitación?

Queda la cuarta fase, que contempla actuaciones en los edificios que recaen sobre las calles Jorge Juan y Paseíto Ramiro, así como la puesta en marcha de los museos de pintura, escultura, orfebrería y arqueología, donde se expongan todos los fondos de la basílica y lo que ha ido apareciendo en las distintas fases de la reforma. Por ejemplo, las tinajas que aparecieron cuando se arregló la bóveda procedentes del puerto de Alicante y que ahora están depositadas en el Marq.

¿Hay fecha para emprender esta fase?

No, llevamos nueve años ya en dique seco, sin fondos. Para mí ha sido frustrante, aunque he comprendido la situación en la que se encuentra España y la grave crisis económica que atravesamos. Mi gran pelea ha sido que las subvenciones de la Generalitat para el patrimonio histórico se repartieran de manera equitativa entre las tres provincias.

¿Cree que lo ha conseguido?

No. Alicante siempre ha sido en esto la más perjudicada, la cenicienta de la Generalitat. Es la única provincia que no tiene el patrimonio histórico restaurado. La situación es muy distinta en Valencia y Castellón. El caso de Santa María es un ejemplo. No se entiende la demora ni el tiempo que está pasando para desarrollar esta cuarta fase, de la que sólo se ha aprobado el proyecto.

¿Qué va a echar de menos cuando deje el cargo de rector de Santa María?

Como desde niño he sido siempre muy optimista y alegre, agradezco haber restaurado y devuelto a los alicantinos su iglesia más antigua. Es algo que me reconforta mucho, pero mi vocación específica no es sólo la iglesia como templo, sino todas las calles de la ciudad de Alicante, donde en cada portal he tenido un confesionario, en el que oír las confidencias de los amigos. Me llevo también el cariño de los alicantinos. Me emociona mucho recordar cuándo comenzó la rehabilitación del templo, cómo mucha gente procedente de todos los barrios de la ciudad venía después de la misa y me daba 1 euro o 2 y me decía: «esto es para ayudar a rehabilitar la iglesia».

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