Nuevo golpe al turismo ruso que elige la Costa Blanca. La Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia ha decidido suspender la venta de billetes de Transaero, la compañía rusa que desde hace dos años opera semanalmente entre Moscú y el aeropuerto de Alicante-Elche y que mueve 8.000 turistas al año. Visitantes que se quedan ahora sin un vuelo directo que operaba los domingos y tenía una ocupación media del 98%. Moscú ha garantizado a los viajeros que ya tenían comprados sus billetes sus viajes que podrán volar en Aeroflot. Fuentes del aeropuerto apuntaron que, de momento, no se han producido cancelaciones y el vuelo operó con normalidad el fin de semana pasado, siendo una incógnita lo que sucederá el próximo domingo.

El Ministerio de Transporte de Rusia anunció a principios de septiembre los planes de absorción del 75% del capital de Transaero Airlines por parte de Aeroflot por la simbólica cantidad de un rublo (0,01 euros), pero el acuerdo no ha llegado a ejecutarse debido a no cumplirse las condiciones para la transacción, a pesar del apoyo de las instituciones estatales y financieras, según ha recogido el diario digital Hostertur. El acuerdo de absorción contemplaba que Aeroflot, la mayor aerolínea rusa con el 51% del capital estatal, estaría al frente del plan de reestructuración de la adeudada Transaero, pero los prestamistas no han logrado llegar a un acuerdo sobre los términos de reestructuración de la deuda.

El golpe a Transaero ratifica, una vez más, el delicado momento que atraviesa el turismo ruso en una Costa Blanca que fue la última zona de España que notó la crisis del rublo generada tras el conflicto ruso-ucraniano por Crimea que acabó con fuertes sanciones a Moscú. De los 300.000 rusos que visitaron la Costa Blanca el año pasado se pasará en este a poco más de 150.000, lo que amenaza un volumen de negocio de 500 millones de euros. Hasta finales de octubre el aeropuerto provincial está conectado semanalmente con Moscú (Vueling y Siberian Airlines) y San Petersburgo (Vueling), pero existe una gran incógnita sobre lo que sucederá a partir de noviembre.

Todo empezó a finales del año asado con el cese de operaciones del touroperador Versa, mayorista que movía en la Costa Blanca el 80% de los viajes organizados de los turistas rusos que residen, sobre todo, en la zona de San Petersburgo, una de las más ricas del país, provocado a finales del año pasado que la provincia se quedara ya sin 4.000 turistas rusos, cifra prevista tras, curiosamente, la ampliación de la temporada del propio Versa. Los vuelos de Vueling no han logrado amortiguar la apuesta que había realizado un touroperador que, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Putin, y se volcó en el turismo interno de Rusia.