Las losetas del pretil del Barranco de las Ovejas, instaladas para prevenir caídas como se hace en cualquier puente, están desapareciendo. Salvo una, visible en el agua, del resto que han sido arrancadas de su sitio no hay rastro. Los vecinos denuncian actos vandálicos a causa de la acción de «un grupo incontrolado» de jóvenes, algunos menores, a los que culpan de la sustracción de estas pesadas planchas de hormigón.
Lo cierto es que faltan varias decenas y algunas de ellas se repusieron el pasado verano, al estar deterioradas, durante la remodelación que afectó a los 460 metros finales del barranco para mejorar su capacidad de desagüe al mar en caso de avenidas por la gota fría. Estas obras empezaron en 2010 con un plazo de 13 meses pero se paralizaron durante varios años.
«Algunas planchas las tiran al cauce, pero la mayoría se las llevan tras despegarlas no sabemos cómo. Repusieron todas las rotas pero empiezan a faltar muchas», explica el presidente de la asociación Gran Vía Sur Puerto, Manuel Alcón. Estos actos vandálicos y otros que se han producido en los últimos tiempos como peleas en el parque Joan Fuster, aledaño al barranco, y el hecho de que algunos jóvenes se bañaran en el cauce tirándose de forma peligrosa desde la pasarela han motivado al colectivo vecinal para reclamar al Ayuntamiento la instalación de dos cámaras en el barranco, una al principio y otra al final.
La Concejalía de Seguridad aún no ha respondido a esta petición y tampoco ha dado a los vecinos la cita que han solicitado para entrevistarse con el edil titular del área, Fernando Marcos. «Queremos las cámaras a toda costa, hemos pedido también más agentes pero creemos que lo mejor es la videovigilancia».
Otro vecino que forma parte de la asociación y que reside junto al barranco, Ramón Ruiloba, criticó la «escasísima» presencia de la Policía Local en la zona, «la Policía Nacional pasa algo más. Todo eso se lo vamos a decir al concejal en la entrevista que tenemos pendiente. Queremos cámaras para evitar el vandalismo en las dos zonas del barranco (en San Gabriel y en Babel), y que los padres de los implicados paguen las multas que tengan que pagar». También reivindican más iluminación tanto del cauce como del parque para mejorar la seguridad en general de la zona.
«Defendemos los intereses de los nueve mil alicantinos que viven aquí», afirman los representantes de la asociación de vecinos, tras años de lucha por mejorar la seguridad y limpieza del Barranco de las Ovejas, al que quieren convertir en un aula medioambiental para que los colegios de la zona puedan apreciar las numerosas aves que suelen llegar hasta el encauzamiento. El colectivo también se queja de que sigue habiendo grafitis obscenos en los juegos infantiles del parque y de un bache «que lleva ocho años y es ya un socavón en la calle Ecuador».
