Indignados. Así están los vecinos del Casco Antiguo de Alicante tras el «desmadre» de la fiesta universitaria «wokimoki» que se celebró en plena calle en la noche del jueves al viernes con la asistencia de más de 12.000 personas, de acuerdo a los datos de la Policía Local, que, tras recibir numerosas llamadas, envió un dispositivo especial de 15 agentes que dificilmente controlaron la situación, según reconoció ayer la Concejalía de Seguridad.

Los vecinos denuncian el ruido que no les dejó dormir, las patadas a las puertas y otros «desmanes» y desperfectos, como las numerosas pintadas y grafitis que han quedado en las calles Toledo, Pedro Sebastián o en la plaza del Carmen dado que, según explicaron, la organización repartió rotuladores a los participantes. Por no hablar de cómo amaneció el Barrio, «sucio, meado y vomitado. No se podía andar por la gran cantidad de cristales», denunció el vicepresidente de la asociación Laderas del Benacantil, José María Morán.

Los vecinos relataron cómo se quedó atrapada entre la gente una ambulancia que entró a recoger a una persona mayor que sufrió un ataque de nervios y se indispuso, según afirman, a causa de tanto jaleo. «Vive en la calle Toledo y su mujer tuvo que llamar a la ambulancia y ésta no podía entrar ni salir. Se requirió la intervención de la Policía para despejar la calle. Podríamos haber tenido un disgusto si a esta persona le pasa algo», afirmó Morán, quien añadió que los vecinos del Casco Antiguo se sienten como refugiados que tienen que abandonar sus casas todos los fines de semana.

Tanto el presidente como el vicepresidente de la asociación de vecinos mantuvieron una reunión de urgencia ayer mismo con el jefe de la Policía Local, José María Conesa, y con un representante de la Concejalía de Seguridad, «para analizar la situación, que no se puede tolerar porque se hace negocio con el espacio público, y después el sufrimiento y la falta de limpieza la pagamos nosotros». Denuncian que la fiesta universitaria «wokimoki» fue convocada por una «compañía comercial» en complicidad con una serie de bares del Casco Antiguo.

Tras este encuentro, el Ayuntamiento anunció que ha iniciado el proceso para buscar a los responsables del «macrobotellón encubierto» que invadió el Casco Antiguo y que la Concejalía de Seguridad intentará evitar en lo sucesivo este tipo de acciones, que son «un negocio para algunos», quienes las anuncian en las redes sociales sin comunicarlas al Ayuntamiento. El concejal Fernando Marcos ha puesto en conocimiento de los servicios jurídicos municipales la convocatoria «y se ha valorado emprender todas las acciones legales que sean necesarias para reparar el daño ocasionado», entre ellas el coste que para los vecinos supone el servicio de limpieza y la seguridad que se tuvo que afrontar, al entender que los organizadores tenían conocimiento de la situación y de la posible afluencia de miles de jóvenes a los que, según fuentes municipales, se les había comercializado un pack de productos para realizar una ruta por diferentes locales.

Desde la Asociación de Locales de Ocio de Alicante, su presidente, Lalo Díez, indicó que están en contra de este tipo de iniciativas que acaban convirtiéndose en un macrobotellón gigante. «El jueves las calles estaban inundadas de gente con bolsas de bebida, los locales vacíos, la ciudad llena de suciedad y los vecinos, cabreados, con razón. Si alguien quiere montar algo así, que lo haga en un recinto, pague sus tasas y se encargue de limpiar y reparar los destrozos que cause. Ahora toca saber si la empresa que lo ha montado y ha vendido las entradas tiene los permisos y papeles necesarios para esto», señaló. Este diario intentó, sin éxito, contactar con representantes del movimiento organizador.