Comprometido y, sobre todo, con los pies en el suelo. El nuevo presidente de la Autoridad Portuaria de Alicante, el economista alcoyano Juan Antonio Gisbert, se comprometió ayer, en su toma de posesión, a tratar de duplicar el tráfico de carga, y a que los muelles sean un instrumento para generar riqueza en la provincia.

Para ello, Gisbert trazó unas líneas maestras que estarán dirigidas a consolidar Alicante como un gran puerto de distribución en la distancia corta (las rutas transoceánicas son hoy un quimera), potenciar los tráficos con Canarias y el norte de África, aprovechar el 40% del suelo portuario que sigue libre y a lograr, vieja aspiración de sus predecesores desde 1995, que el puerto sea base de algunos de los cruceros del Mediterráneo. De entrada, la puesta de largo de Gisbert llegó con una buena noticia de la naviera Boluda, que ha puesto en marcha una nueva línea de carga Alicante-Tenerife-Las Palmas con una frecuencia semanal.

Gisbert pronunció un discurso creíble y, pese a llevar poco más de un mes al frente del Puerto, no evitó hablar de ningún tema de actualidad. El siempre controvertido de la descarga de graneles a cielo abierto -el presidente admitió las molestias pero aseguró que todo es legal y no hay riesgo alguno para la salud de los vecinos- y la posibilidad, planteada por el presidente de la Diputación, César Sánchez, de que el puerto pueda acoger una zona franca similar a que hay en otras dársenas españolas.

«Desde ahora le doy todo mi apoyo pero hay que calibrarlo bien, porque existen otras opciones menos complicadas y que dan beneficios, como son los depósitos aduaneros de los que tenemos dos en el puerto y sesenta por toda la provincia, ya al servicio de las empresas», reveló Gisbert. El presidente insistió, no obstante, en que pondrá todo su empeño para conseguir la zona franca si se demuestra su rentabilidad. En este sentido, el presidente planteó, como ejemplo de viabilidad para una zona franca, que hubiera una gran empresa interesada en ubicarse en Alicante y con capacidad de arrastre para otros inversores.

Pero ante todo, Gisbert se mostró sincero en el análisis de la situación que hereda en el puerto, hundido en el puesto 22 de la red nacional (28) y con un tráfico de 2,5 millones de toneladas al año, el 0,5% de todo el movimiento nacional. «Tenemos que analizar los errores e invertir la tendencia recordando, por otro lado, que los mejores resultados de puerto fueron las 3,5 millones de toneladas al año, un 45% más que en la actualidad», señaló Gisbert en una sala de juntas abarrotada en la que no faltó nadie. Ni los presidentes de los puertos de Valencia y Castellón ni representantes de la comunidad portuaria, del tejido empresarial de la provincia, Universidad de Alicante, Ayuntamiento, Diputación, OAMI, Subdelegación del Gobierno y la Armada.

Duplicar el tráfico actual, atraer a la empresas y lograr una línea ferroviaria de mercancías con el centro de España fueron otros de los anuncios del nuevo responsable de la Autoridad Portuaria. «Desde septiembre de 2014 contamos con una terminal y conexión con la red general, pero es cierto que sin utilizar, lo mismo que el 40% del suelo al que debemos dar uso».

El presidente no se escondió e, incluso, tuvo palabras para los vecinos que vienen reclamando actuaciones para limitar la descarga de grandes sólidos -este año crecen un 24% tras varios ejercicios de recesión- . Gisbert les invitó a visitar el puerto y comprobar que las medidas ambientales son las correctas. «Todo es mejorable pero me han asegurado que la actividad se hace de forma legal y las descargas no afectan a la salud de las personas, aunque comprendo su inquietud».

El responsable de la Autoridad Portuaria avanzó que negociará con el Ayuntamiento todo lo relativo a las actividades lúdicas e industriales y los horarios. Y sobre los cruceros, confirmó que la meta es convertirse en puerto base de algún crucero y seguir creciendo como este año. «El puerto no es un fin en si mismo. Es un instrumento al servicio de la economía de la provincia», sentenció Gisbert en el inicio de una nueva etapa tras 20 años de presidentes del PP que, por cierto, no fueron invitados al acto.

Por su parte, el presidente de la Diputación, el popular César Sánchez -promotor de la zona franca- calificó de «positivas y realistas» las palabras de Gisbert, y apostó porque la posible declaración pueda «atraer a una gran empresa logística» para que impulse la llegada de otras de menor tamaño dentro de una «economía de escala».

El alcalde, Gabriel Echávarri, fue uno de los que aparentó sentirse más satisfecho con la puesta de largo de Juan Antonio Gisbert, al que ofreció la «lealtad y colaboración del Ayuntamiento para todo lo que necesite. Debemos frenar el que haya empresas que embarquen sus productos en Valencia y dar un vuelco al Puerto para que figure entre los diez primeros de España». Ximo Puig, presidente de la Generalitat, agradeció el compromiso de Gisbert y apostó por «relanzar el puerto porque un puerto que va bien influye positivamente en todo su entorno».

Por último, José Llorca, presidente de Puertos del Estado, apeló también a la colaboración entre Madrid y Alicante, y dejó un recado para uno de los expresidentes, José Joaquín Ripoll, al señalar que su sucesor, Juan Ferrer, había rebajado en 4 millones la deuda que encontró en diciembre de 2014.