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Antonio Monge

«El alzhéimer, por falta de fondos, se investiga de forma artesanal»

«No hay aún investigaciones encaminadas a la cura, sólo a la detección precoz», admite Monge

«El alzhéimer, por falta de fondos, se investiga de forma artesanal» RAFA ARJONES

¿Por dónde van los últimos avances en investigación del alzhéimer?

En el último congreso celebrado en Washington se han mostrado los últimos avances para diagnosticar la enfermedad de manera precoz. Y es que todos los nuevos tratamientos se están ensayando en personas en las que la enfermedad está en una fase muy precoz pero que se puede diagnosticar a través de biomarcadores y por tanto tratar. En este sentido, es muy importante el diagnóstico precoz, no sólo por el tratamiento, también para las familias y para la sociedad, desde un punto de vista socioeconómico.

¿Se está invirtiendo más dinero en investigar para frenar esta enfermedad?

Sí que hay un moderado optimismo. En los últimos diez años se habían parado las inversiones. Pero en EE UU ya se están financiando muchos ensayos con dinero público y otros a través de la colaboración público/privada. Se han puesto las pilas.

Y en este terreno, ¿cómo están las cosas en España?

Aquí no se invierte tanto. Toda la investigación que desarrollamos lo hacemos de forma casi artesanal. Los ensayos fuertes se hacen fuera.

Por lo que se ha podido ver en Washington, toda la investigación en alzhéimer va referida al diagnóstico precoz. ¿Para cuándo la cura de la enfermedad?

No hay aún ninguna investigación encaminada a la cura, aunque obviamente ese es nuestro fin último.

¿Se ha arrojado ya algo de luz sobre el origen de la dolencia?

No, más bien sobre los mecanismos de cómo se desarrolla y ahí hay dos etapas claras en esta enfermedad. La primera, que llamamos amiloide, que empieza hasta 15 años antes de que aparezcan los primeros síntomas. La segunda fase es la de neurodegeneración, en la que ya han aparecido los síntomas y ahí la enfermedad ya no tiene tratamiento. Lo que buscamos es frenar la primera fase para que no se llegue a la segunda. Por eso animamos a la gente a que cuando tenga síntomas relativamente incipientes (fallos en el lenguaje, déficits de memoria...) acuda al médico, ya que hay dos formas de hacer el diagnóstico precoz, aunque en estos momentos sólo contamos con una. Se trata de detectar la enfermedad con el análisis del líquido cefalorraquídeo que se obtiene a través de una punción lumbar.

¿Cuál es la segunda prueba diagnóstica y por qué aún no se dispone de ella en los hospitales?

Se trata del PET, una prueba de imagen muy costosa, hasta 20 veces más cara que una punción lumbar. Sin embargo, hay investigaciones encaminadas a tener los biomarcadores de la enfermedad en sangre, pero es algo que está en fase muy incipiente todavía.

¿Cuáles son las proyecciones respecto a la incidencia futura del alzhéimer?

Según las cifras de la OMS ahora mismo hay 30 millones de pacientes en el mundo desarrollado y estas cifras se van a cuadruplicar en los próximos años al alargarse la esperanza de vida. Hay que tener en cuenta que la enfermedad se hace mucho más prevalente a partir de los 80 años y nuestra esperanza de vida ya está en esa media.

¿Está España preparada, tanto a nivel sanitario como social, para dar respuesta a este aumento de pacientes?

Los sistemas sanitarios, cuando más sufren, es cuando los enfermos están en una fase más avanzada. Por tanto, todo lo que consigamos retrasar la llegada a esos estadios será beneficioso para el sistema sanitario.

¿Es cierto que cuanto más rica sea la vida intelectual de una persona menos posibilidades tiene de enfermar?

Sí. Lo que vemos en la clínica diaria es que las personas con poca cultura desarrollan la dolencia antes, aunque siempre puede haber excepciones. El porcentaje de personas que desarrollan alzhéimer más cerca de los 65 años es abrumadoramente más alto en aquellos pacientes con menos cultura. En personas con una mayor cultura lo normal es que la enfermedad aparezca a partir de los 80 años. De esta forma, este factor es importante, igual que tener una vida activa física y socialmente.

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