Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Perder una vivienda y la independencia

Un joven con 65% de discapacidad tiene que dejar su casa al caducar el alquiler de renta antigua

Perder una vivienda y la independencia

Hace la compra, cocina y tiene su casa impecable, pese a tener reconocida una discapacidad del 65%. Pero esta independencia de la que disfruta Sergio Fuentes, y que es la situación perfecta para la integración de una persona con discapacidad psíquica, puede tener los días contados. Y es que, si nada lo impide, este joven de 37 años tendrá que dejar la semana que viene la casa en la que vive desde que era niño. Fuentes residía con su abuela, que falleció el año pasado, en una vivienda en alquiler de renta antigua en el barrio de la Florida. Tras la muerte de la mujer, el propietario inició el proceso judicial para recuperar la casa. «La semana pasada nos llamó la abogada y nos dijo que ya habíamos agotado todas las opciones para conservar la vivienda, así que el 29 tendrá que irse o vendrá la policía a echarle», explica Estefanía Fuentes, prima de Sergio y quien le está ayudando a encontrar una solución, de momento inexistente. «Mi primo, que trabaja en Apsa, cobra 500 euros al mes. Con este salario es imposible que pueda pagar un alquiler y, aunque su trabajadora social está tocando a todas las puertas, nos dicen que tampoco hay ayudas para casos como éste ni viviendas de alquiler social disponibles en este momento». Mientras, Sergio ya ha comenzado a empaquetar todas sus pertenencias. «Me da mucha pena, porque este es el barrio en el que me he criado y tengo toda mi vida aquí», señala.

Actualmente Sergio Fuentes paga 24 euros por el alquiler de esta casa de planta baja a la que llegó a vivir siendo muy pequeño. «Sus padres eran muy jóvenes cuando nació con esta grave discapacidad y fue nuestra abuela quien se ocupó de él hasta que falleció el año pasado».

Aunque tiene familiares directos, no puede recurrir a ellos para que le acojan en sus casas. «Su hermana y su madre residen en un piso muy pequeño y el abuelo, que vive en Juan XXIII, está muy mayor y no puede valerse por sí mismo». Y a Estefanía tampoco le parece justo que no haya ningún tipo de ayudas para personas discapacitadas como su primo que quieren emprender una vida independiente. «Yo vengo de vez en cuando a ver qué tal está y a preocuparme por él, pero puede llevar una vida perfectamente independiente».

A Estefanía le han hablado de residencias para personas con discapacidad mental, pero la lista de espera es enorme «y considero que este tipo de recursos supondría un paso atrás para mi primo, le atontaría más». De momento Sergio se ha planteado ir a una pensión. «Pero también cuesta mucho dinero al mes y a mí se me cae el alma a los pies de pensar que se tiene que ir ahí a vivir en lugar de tener su casa como hasta ahora», señala Estefanía Fuentes. Esta vecina de la Florida no entiende que les hayan dado tan poco tiempo para dejar la casa. «No nos han dado ni dos semanas para poder vaciar la vivienda. Creo que en estos casos tendrían que ser más comprensivos», sostiene.

Compartir el artículo

stats