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Catalanes en Alicante

Con el corazón en un puño

Ciudadanos nacidos en Cataluña que residen en la provincia viven con inquietud las elecciones

El presidente de la peña el día de su inauguración. rafa arjones

«Estamos viviendo con mucha inquietud y preocupación estas elecciones porque nuestro corazón está en Cataluña, pero esto a los políticos se les ha ido de las manos», dice José Farré, cirujano de profesión y leridano de nacimiento que vive desde hace 15 años en Alicante. Su sentimiento es el de muchos catalanes afincados en la provincia. «Lo vivimos con preocupación porque nuestra familia está allí. Nos sentimos catalanes, pero ahora no sabemos cuál es el mejor sentimiento», reconoce.

El tema es polémico y muchos deciden no hablar, optan por evitarlo, y no expresar abiertamente cómo viven las elecciones de su tierra en la distancia. Y los conflictos se evitan hablando de ello, también, y sobre todo, no se comentan cuestiones políticas con los familiares que vive allí para evitar conflictos.

«Los quiero tanto que prefiero no sacar el tema, ni con la familia ni los amigos. Primero está mi hermano antes que una ideología», dice una profesora que prefiere mantener el anonimato y quien reconoce que «esto es muy duro porque hablar de lo que está ocurriendo es meterme en mi intimidad».

Dice sentirse «no preocupada, pero sí inquieta» y afirma que comprende perfectamente lo que está pasando. «Mi marido y mis hijas son de aquí y no entienden mis sentimientos, ellos no han vivido mis orígenes y a mí me cuesta aceptar los orígenes de aquí; pero con lo que está pasando no sé dónde ponerme».

«No nos dejan pensar»

Se muestra muy molesta porque afirma «nos han manipulado tanto que ni los de allí ni los de aquí podemos pensar si no pensamos en político. Y eso es duro». Considera que hay mucha distorsión en estas elecciones: «No puedo con las manipulaciones, porque no dejan pensar a la persona».

Los comicios de mañana son históricos. A los catalanes les importa este proceso y les preocupa. Hay quien piensa que un triunfo del sí podría ser el punto de salida para una hipotética independencia. Una inquietud que para quienes viven en Alicante es más dura puesto que están fuera de su tierra y en la mayoría de casos no van a poder votar ni ser parte de la decisión que finalmente se tome.

Un cariz extremista

«En general, a los catalanes que vivimos por aquí no nos gusta el cariz tan extremista que ha tomado el asunto. La posibilidad de independencia es una patraña», señala Farré, quien considera que para mejorar la situación «necesitamos un gobierno que haga política y no que ejecute leyes».

Su lectura es que las elecciones son una apuesta por mejorar la situación económica que no se resolvió en su momento, hace diez años. Y reconoce que a nivel económico hay muchas diferencias con el resto de España: «En Barcelona una hora de aparcamiento son tres euros, se pagan más impuestos que en Madrid, al final la gente no quiere seguir, pero los temas técnicos y económicos se podrían discutir sin estas apuestas políticas, que se les pueden ir de las manos», augura este médico que trabaja en Torrevieja, a quien por sus raíces catalanas le gustaría votar y decidir lo que ocurre en su Cataluña. Y resume que a pesar de los años y la distancia, la tierra de nacimiento se lleva siempre consigo: «Nos encanta vivir aquí, pero nuestro corazón y orígenes están allí». Desde hace 15 años vive en Alicante con su esposa Inma que también es catalana y con quien comparte sus inquietudes.

En Alicante por amor

El amor es lo que hizo cambiar Barcelona por Alicante a Fernando Linares. Es funcionario y hace tres años, tras sopesar los pros y los contras, se instaló en la ciudad con su novia Noelia, que es alicantina. Y aunque vive aquí muy a gusto, siempre que puede se escapa a su tierra «que tira mucho».

En la distancia «se vive con incertidumbre, no sé qué pasará, según las encuestas está todo igualado», cuenta. Se siente muy catalán y lamenta no poder votar en estas elecciones porque está empadronado en Alicante: «Por desgracia no voto, entiendo que es una situación importante que me habría hecho ilusión». Y añade que «acabe como acabe, me gustaría haberlo vivido en primera persona». La pareja sigue toda la información de las elecciones a través de los medios catalanes, tv3 y los periódicos a través de internet.

«Esquivo el tema con la familia»

Las elecciones y las reivindicaciones independentistas flotan en el aire y trata de no entrar en las conversaciones. Y mucho menos con su familia. «Intento esquivar el tema y ellos también. No pensamos de forma similar, tenemos posiciones políticas distantes», cuenta. Algo muy distinto de lo que ocurre con su pareja, con quien afirma hablar abiertamente de sus pensamientos. Mientras, ella que ha estudiado y trabajado en Barcelona, reconoce que el tiempo que vivió en Cataluña no percibo ninguna tensión independentista.

«Allí se vive con normalidad»

Hace pocos días que ha vuelto de su último viaje a Cataluña, donde no ha percibido que se avecine una situación conflictiva. «Se viven estas elecciones con tranquilidad, siempre hay partidarios de una u otra opción, pero se vive con más normalidad de lo que se ve desde fuera». Considera que hay intereses en crear discordia: «Me da rabia algunas barbaridades que se dicen, se ve claramente que no conocen Cataluña e intentan generar mal rollo y discordia». «Cataluña es una sociedad muy diversa dada a tolerar distintas opiniones sin llegar a las manos ni a enemistarse», advierte el barcelonés, que al principio de llegar a Alicante buscó alguna referencia catalana en la ciudad, que no encontró.

Catalán hasta la médula

En la provincia no existe una Casa de Cataluña y lo que más abundan son las peñas barcelonistas, en una de las cuales es secretario el abogado nacido en Barcelona, Antonio Lucas. «Me siento catalán por todas las partes de mi cuerpo» y cuenta vivir «con naturalidad» el proceso de elecciones. En su opinión, «no deja de ser una anécdota que no hay por donde coger. Los partidos de Junts pel sí no representan a una mayoría, ni a mí». Hace una lectura puramente económica de por qué se desarrollan estas elecciones: «En el fondo, esto es un esfuerzo negociador para lograr ciertos privilegios. Ellos saben que es inviable la independencia, que es un camino sin salida».

Si hay algo que le duele especialmente es no poder votar en su tierra de nacimiento. «Me gustaría estar empadronado y tener voz y voto», confiesa, porque cree que la mayoría de los catalanes no tienen inquietudes independentistas. «No me creo que en diez años todo el pueblo haya cambiado tanto para ansiar una libertad que nunca han pretendido anteriormente. Escuchar eso de que España nos roba me parecen pamplinas».

Otro catalán que ha hecho su vida en Alicante es además empresario de éxito. A Benidorm llegó desde su Girona natal en septiembre de 1969 José María Caballé, hace ya 45 años largos en los que a base de trabajo e ilusión ha formado un pequeño imperio hotelero que da trabajo a 2.000 personas, de las que unas 1.300 pertenecen a la plantilla de empleados fijos, todo un récord en el sector turístico donde prima la estacionalidad. Gestiona 16 hoteles repartidos por Peñíscola, Alcocebre, Benidorm, La Vila, Orihuela-Costa y Mojácar, y hace dos años inició la carrera internacional con la apertura de un hotel, «Benidorm» en Manizales, corazón del eje cafetero colombiano. Su compañía es paradigma de lo que debe ser una empresa familiar en la que por no haber no hay ni consejo de administración. En Girona enterró a su madre hace un par de años pero sigue ligado a la tierra en la que nació y donde viven una parte de sus hermanos.

Español ante todo

Desde Benidorm sigue con preocupación los acontecimientos que se suceden en su Cataluña natal de cara a unas elecciones, las autonómicas de mañana domingo, que podrían dar paso a un proceso secesionista de España. «Soy catalán pero ante todo soy español y asisto perplejo a lo que considero una barbaridad. En Cataluña, los políticos que mandan han ido creando una tela de araña en la que ha caído mucha gente mientras Madrid prefería mirar hacia otro lado y ahora todo ha saltado por los aires. Estoy muy preocupado y hay días en que siento hasta vergüenza». El empresario gironí, aunque con 45 años ya con «carnet» de Benidorm, asegura que «los que mandan tienen todo controlado y se aprovechan sobre todo de la gente de los pueblos donde a través de sus medios de comunicación la presión es tremenda. Han creado una realidad falsa que perjudica a los catalanes y a los españoles. La verdad, resulta imposible imaginarse una España sin Cataluña pero tampoco una Cataluña fuera de España. ¿Dónde van a ir si el 60% de lo que venden lo venden en España? De locos». ¿Y la gente ajena al proceso? «Pues miran hacia otro lado y no se meten en nada esperando que la tormenta escampe, pero creo que las cosas están yendo demasiado lejos y es algo que no debe preocupar a todos. Es de locos».

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