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El Gobierno desafía a la UE y ofrece bajar a la mitad el precio del agua desalada

Agricultura plantea a los regantes del Segura una tarifa de 0,45 euros el metro cúbico, que sigue siendo cinco veces más cara que la del trasvase

Un agricultor descansa debajo de uno de los pilares del trasvase Tajo-Segura a su paso por la comarca de la Vega Baja. TONY SEVILLA

El Ministerio de Agricultura ha ofrecido a los regantes del Tajo-Segura subvencionarles el 50% de la tarifa del agua desalada con un precio de 0,45 euros el metro cúbico al que habría que aplicarle el 10% del IVA (cinco veces más cara que la del trasvase). Un movimiento que supondría un desafío a Bruselas, ya que la directiva europea del Agua prohibe este tipo de ayudas y exige, además, amortizar las obras vía tarifa. Actualmente, el agua de las plantas no baja del euro el metro cubico, diez veces más cara que la del trasvase y la situación, por lo tanto, tiene difícil arreglo.

Mientras, la sequía continúa apretando en el Tajo y los recursos de la cabecera merman sin que nadie afronte una solución técnica y definitiva, que pasaría por desviar el caudal en otros puntos del río para abastecer a Madrid y Toledo. De seguir con esta situación, a principios de 2016 no habrá cobertura legal ni agua para trasvasar, aunque hay que esperar a que llueva. En principio, el Sindicato Central de Regantes no está dispuesto a aceptar la oferta porque el precio actual del agua desalada no es compatible ni bajándolo a la mitad, con los que reciben después por sus productos.

Según los informes técnicos que maneja el propio Ministerio y el Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante, incluso con los plantas funcionando al 40% de su capacidad, aprovechando las horas en las que la energía eléctrica es más barata, el precio del agua sería saldría entre 60 y 70 céntimos el metro cúbico, imposible para la agricultura, el cuarto sector más exportador de la Comunidad Valenciana tras la automoción, la cerámica y el calzado.

Y todo sin tener en cuenta una circunstancia que hasta ahora ha pasado desapercibida. El coste de la construcción de las plantas debe amortizarse vía tarifa y todavía ni se ha planteado esta obligación, recuerda Antonio Rico, director del Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante.

Recordar que el Gobierno cerró definitivamente en la primavera de 2012 el fracasado Programa Agua (instalación de desaladoras para paliar la eliminación del trasvase del Ebro) con la eliminación de los proyectos pendientes de ejecución de las plantas de Guardamar, Dénia y la ampliación de la municipal de Xàbia, con lo que se ahorró 207 millones de euros en plena época de recortes. La necesidad de ahorrar y el alto precio del agua desalada han condenado este sistema como alternativa real a los trasvases, aunque este verano se hayan puesto en marcha en pruebas Torrevieja y la de Mutxamel, que se diseñó para abastecer a las 13.500 viviendas del suspendido Plan Rabasa en Alicante, y que este verano se ha puesto en marcha para que el Taibilla pueda abastecer y evitar recortes a Benidorm, donde la situación del embalse del Amadorio no se recordaba desde 1978.

En estos momentos, el Programa Agua solo aporta un 20% del caudal previsto de agua desalada e, incluso, dos desaladoras, las de Agua Amarga (Alicante I y II), funcionan a la mitad de su capacidad. El precio medio del agua desalada del mar está actualmente de media en un euro/metro cúbico a pie de planta, mientras que la del trasvase del Tajo para riego es de 0,10 euros, el único viable según el campo.

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