El Ayuntamiento de Alicante dejará la decisión sobre la contraoferta que presenten a Ikea en manos del Consejo Local de Comercio, un órgano consultivo en el que está representado el pequeño comercio y las grandes superficies, que se oponen al macrocentro comercial que la multinacional quiere llevar adjunto. Será este foro el que se pronuncie sobre cuántos metros cuadrados de superficie comercial adicional a Ikea «son asumibles por la ciudad». Y su postura será «determinante», como admite el regidor, obviando la directiva europea que prohíbe la intervención de los competidores en este tipo de decisiones.

«Se debatirá allí (en el Consejo de Comercio) y saldremos de allí con una oferta que llevar a Ikea; será la oferta de la ciudad», dijo ayer el alcalde, quien confirmó que, pese a ser un órgano consultivo, su postura será «determinante» y apuntilló que «no será la oferta del tripartito ni de nadie», recordando que en este órgano de consulta también está representada la oposición.

El tripartito deja así el peso de la decisión en este órgano, lo que choca con la directiva europea Bolkestein que regula la libre competencia. En ella se establece que en ningún caso se supeditará el acceso a una actividad a la «intervención directa o indirecta de competidores, incluso dentro de órganos consultivos, en la concesión de autorizaciones o en la adopción de otras decisiones de las autoridades competentes relativas al establecimiento para el ejercicio de una actividad de servicios».

El Consejo de Comercio ya ha evidenciado con anterioridad su postura. De hecho, el presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante, Domingo Martínez, ya replicó ayer al alcalde que no aceptarán ni macrocentro comercial ni una reducción del mismo. «Queremos un 0% de superficie comercial anexa», subrayó Martínez, quien agregó que sólo estarían dispuestos a asumir «un comercio residual para dar servicio, por ejemplo, a un parque tecnológico, pero no aceptaremos ningún centro comercial al uso».

Tras el incidente de la semana pasada, cuando Ikea se levantó de una reunión al ver a los fotógrafos, las negociaciones para su implantación en Alicante están más tensas que nunca. Mientras la multinacional mantiene que su ubicación en Rabasa con 37.000 metros cuadrados de tienda y 83.000 metros cuadrados de centro comercial son innegociables, desde el Ayuntamiento trabajan en presentarle una contraoferta. Si bien en su programa de gobierno eran contundentes en su posición de «Ikea sí, macrocentro no», el alcalde reiteró ayer que ahora el debate está a cuánto reducir el macrocentro en cuestión.

Muro de Berlín

«El debate esté en ver con cuántos metros es soportable el macrocentro comercial y eso se verá en el Consejo de Comercio», subrayó Echávarri, para quien los 83.000 metros cuadrados de centro comercial que plantea Ikea «no son asumibles» porque «arrasaría el comercio de la ciudad, vaciaría los barrios, haría que no entrara nadie en la ciudad y no nos podemos permitir colocar ese muro de Berlín en la entrada de Alicante».

Un foro al que, indicó, «consultaremos siempre que sea necesario para conformar una decisión del gobierno» porque, añadió, «sin escuchar lo que dicen, opinan y se consensúe en esa mesa, que será operativa e influyente, consultiva y no de oyentes como hasta ahora».

Una vez tengan esa contraoferta, que también conllevará propuestas de ubicación alternativas a Rabasa, el Ayuntamiento pedirá una nueva reunión con los representantes de Ikea. «Tendrán que venir ya decididos: Si quieren Enrique Ortiz o si apuestan realmente por Alicante, por que los intereses no son los mismos», dijo Echávarri reiterando su ultimátum de la semana pasada. El alcalde incidió en que «si quieren rapidez, Rabasa no es el sitio porque está judicializado». «Si sólo les interesa el ATE y el negocio que hayan tenido o tengan con Ortiz, el Ayuntamiento poco puede hacer porque sobre ese suelo la soberanía no es nuestra, es de la Generalitat», agregó.

Informe serio

Preguntado sobre si la marcha de Ikea, en el caso de no claudicar con las condiciones municipales, podría suponer un drama para la ciudad, el alcalde no respondió con taxatividad, pero apuntó que «lo único que tenemos claro es que el único empleo neto, si viene con las condiciones actuales, es el de Ikea, la tienda de mueble». Al respecto, enfatizó: «Y ojo que habría que ver también las tiendas de mueble en las que se destruiría empleo». Según Echávarri, «no hay un informe serio».