Los propietarios de suelo recuerdan en su propuesta que la paralización de las obras durante un lapso de seis años es susceptible de provocar accidentes a los ciudadanos, actos de vandalismo, problemas sociales y sanitarios, así como quejas vecinales. Y así ha sido. Pese a tratarse de una de las zonas más cotizadas de la ciudad, por su ubicación junto al mar lindando con la avenida de Elche, su estado es de abandono, sobre todo desde que se paralizaron las obras a medio acabar. Los vecinos han denunciado la presencia de ratas y otras plagas. Además, la zona ha servido de asentamiento de indigentes, que se instalaron junto al material de obra que quedó en la zona.