Después de la tormenta llegó la calma. Aunque en algunas zonas de la ciudad, como la playa de La Albufereta, todavía se dejaban notar ayer los estragos de la tromba de agua que dejó 41 litros por metro cuadrado en 40 minutos el martes. El torrente de agua que bajó por el barranco del Juncaret arrastró la arena de la desembocadura, dejando la playa dividida en dos por un canal. Además, los vertidos que desembocaron en el mar obligaron a cerrar la playa al baño por la contaminación. Y ayer, una día después de la tromba y un mes después de que se lo pidiera el Ayuntamiento, la Confederación Hidrográfica del Júcar se comprometió a desbrozar la desembocadura del barranco de Agua Amarga, repleta de cañas al llevar un año sin limpiarse.

Aunque el tiempo acompañaba y el mar estaba en calma, la bandera roja ondeaba ayer en La Albufereta. Pese a ello, algunas personas desobedecían la prohibición de bañarse adentrándose en el mar, que presentaba un color marrón. Los socorristas les obligaban entonces a salir del agua. Desde Proactiva, que gestiona el socorrismo, explicaron que la bandera roja obedecía a la contaminación del agua y que la prohibición al baño se levantaría hoy o en los próximos días, dependiendo del tiempo que las corrientes marinas hagan desaparecer la macha contaminante.

Ramas y roedores

Y es que el agua de lluvia arrastró a su paso por el barranco numerosa suciedad, desde ramas a roedores e insectos. Los servicios de limpieza retiraron ayer de los arenales de las playas alicantinas la suciedad, pero nada pudieron hacer con la mancha marrón que había en el mar. Los colectores que desembocan en el puerto también depositaron en la lámina de agua del puerto desde botellas a ramas que ensuciaron las aguas.

Desde el área de Limpieza y Medio Ambiente destacaron que ayer se reforzaron los servicios en todo el litoral, sobre todo en las playas de San Juan o la Albufereta, así como en los bajos del Puente Rojo, que quedaron anegados con la tromba de agua. El edil del área, Víctor Domínguez, señaló que también se limpiaron los imbornales en los que se depositó la suciedad arrastrada por la lluvia.

En cuanto a los desperfectos en La Albufereta, el edil afirmó que tratarán de buscar una solución definitiva para evitar que cada vez que hay una tromba de agua la playa quede dividida en dos. Mientras tanto, asegura que se ha dado orden de reponer la arena del cauce del barranco para devolver a la normalidad la playa cuanto antes, si bien no concretó cuándo estará reparada.

En cuanto al barranco de Agua Amarga, la Confederación Hidrográfica del Júcar accedió ayer, tras la tromba de agua, a limpiar la desembocadura, repleta de cañas, para evitar un desbordamiento en caso de riada que pueda afectar a la fábrica Aladium (antigua Alcoa). Aunque el año pasado el Ayuntamiento tuvo que asumir el coste de desbrozar el barranco 17.000 euros en esta ocasión la Confderación del Júcar a atendido a la reivindicación que el equipo de gobierno le realizó hace un mes para proceder a la limpieza del tramo final del cauce, como explica el edil Domínguez, quien tras visitar ayer el barranco junto a técnicos de la CHJ aseguró que ambas administraciones deberán colaborar para evitar que la vegetación vuelva a salir.

La resaca de la tormenta también se dejó notar en otras zonas de la ciudad que quedaron anegadas por el agua, como el parque Joan Fuster que, según los vecinos de la asociación Gran Vía Sur-Puerto, ayer era todavía un barrizal. En los mágenes de algunas carreteras, como la avenida de la Universidad, podían verse grandes charcos de agua.

Mientras, en la zona del campo de golf de la Playa de San Juan ayer apenas se dejaba notar el rastro de la fuerte lluvia. El parque de la Marjal y su lago arificial absorbieron parte del agua caída. Y eso que no llegó a ponerse en funciomiento dado que el volumen de agua no alcanzó el nivel de riesgo de inundación para las urbanizaciones del entorno, como explicó Aguas de Alicante.