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La reforma del colegio Manjón Cervantes pone fin a los barracones en Alicante

La eliminación de las prefabricadas este mismo año implica recuperar el centro original para los más de 200 alumnos matriculados - En la provincia quedan todavía 311 aulas de chapa por erradicar

Con la llegada del PP al Consell el año 95 se fijó un presupuesto dirigido a eliminar aulas prefabricadas, que entonces superaban ampliamente el millar en la provincia. Apenas fueron 365.000 euros para el conjunto de barracones escolares de la Comunidad y desde entonces, periódicamente, se ha reiterado la intención de dejar libre de aulas de chapa el ámbito educativo.

Es ahora, 20 años después, cuando la ciudad de Alicante pone punto final a estas infraestructuras precarias en su territorio, con la desaparición de la treintena que albergan desde hace seis años a más de 200 alumnos del colegio Manjón Cervantes.

Las obras de reforma integral del centro original, en el corazón del barrio Pla-Carolinas, financiadas al 50% entre el Ayuntamiento y el Consell con un millón de euros para reparar tanto las grietas que obligaron a su desalojo en 2009, como el resto de instalaciones del ala más dañada, concluyen oficialmente el próximo día 1 de noviembre y los barracones pasarán a la historia. Son los últimos de colegios en la ciudad como subraya y recuerda el concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón.

En el conjunto de la provincia suman 311 las aulas prefabricadas que todavía albergan a más de 5.000 alumnos. Como los del colegio Braçal en Muro, en barracones desde que hace siete años se detectó aluminosis en el edificio.

Este centro del Comtat figura, junto a otra decena de la provincia y el propio Manjón Cervantes, entre las infraestructuras que el último Consell del PP detalló con el propósito de eliminar las aulas de chapa este mismo año: Sanchís Banús de Ibi, Benicadím de Beniarbieg, Gasparot de La Vila, Molivent de Guardamar, número 18 de Playas en Orihuela, Príncipe de España de Rojales y Amanecer de Torrevieja; junto a las de los institutos Pere María Orts de Benidorm, Playa Flamenca de Orihuela y Azorín de Petrer. Una mínima muestra de este tipo de infraestructura precaria que también sufren en Castalla la mitad de estudiantes del colegio Rico Sapena, cuatro años ya en barracones después de que se detectaron deficiencias estructurales en uno de los inmuebles del centro.

Los últimos datos públicos sobre el coste anual que implica el alquiler de las 672 prefabricadas escolares computadas en 2015 en la Comunidad ascienden a 7 millones de euros de las arcas públicas, y la mitad de ellas siguen establecidas en la provincia, en su gran mayoría en Orihuela, Torrevieja, Elche, Novelda y Dénia.

Las obras

A día de hoy, la adjudicataria de las obras del Manjón Cervantes de Alicante, constructora San José, ha concluido ya los muros de cimentación, forjado y refuerzo estructural del edificio, como destaca el edil Pavón, así como las instalaciones de saneamiento y las canalizaciones eléctricas. «Falta la capa de yeso y pintar, así como el cableado y las luminarias que se van a renovar en todo el edificio junto a la carpintería exterior que estaba muy deteriorada». La baja de 200 euros ofertada por la empresa para esta obra favorece estas mejoras «con el mismo presupuesto inicial», asegura el responsable municipal.

Se ha acopiado la maquinaria y ejecutado el foso para instalar un ascensor y están pendientes los cerramientos. «La mayor actividad se va a producir en septiembre. Se va a reparar la cubierta para evitar las humedades detectadas, se colocará otra central de detección de incendios y se renovarán los juegos infantiles y el pavimento».

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