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Un «hogar» recuperado

Una familia paga 56 euros para que un parado saque del depósito el coche donde vive

Este sevillano vive desde hace dos años en el coche que heredó de su padre. pilar cortés

La generosidad de una familia ha permitido que Jesús Naranjo recupere su hogar. O más bien, sacarlo del depósito de vehículos. Porque este sevillano de origen vive desde hace dos años en el coche que heredó de su padre y que hoy en día se ha convertido en su posesión más preciada y casi la única. Por eso se le vino el mundo encima cuando hace dos semanas la grúa se llevó el vehículo, por no pagar el seguro obligatorio. En pocos minutos, Naranjo se quedó sin un techo bajo el que dormir, sin ropa, sin comida y sin jabón y agua con los que asearse. Además de una multa de 56 euros a la que no podía hacer frente.

Una familia reparó en él mientras pedía limosna en la Explanada. «Al principio me dejaron 1 euro, luego volvieron y me dieron 5. Entonces se interesaron por mi situación y me dijeron que mi imagen no les "encajaba" con las personas que habitualmente piden limosna». Jesús relata cómo esta familia le dio los 56 euros de la multa. Pero ahí no acabó el periplo. «Cuando fui a retirar el coche me dijeron que tenía que pagar una especie de suplemento por los seis días que había estado en el depósito». Asegura que tras personarse en el Ayuntamiento, «un concejal aceptó hacerse cargo de este dinero».

Durante los seis días que el vehículo permaneció en el depósito, Jesús Naranjo estuvo durmiendo en la calle. «Ha sido muy duro porque el coche al menos es un techo bajo el que dormir. He estado días sin poder asearme, ni cambiarme de ropa porque todo se quedó dentro del coche». Relata que durante esa semana notaba el rechazo de la gente, «cómo me miraban cuando se cruzaban conmigo por la calle».

Jesús Naranjo recaló en la ciudad de Alicante hace dos meses después de intentar pedir empleo en un restaurante de Torrevieja en el que estuvo trabajando hace 12 años. «No fue posible porque la temporada ya estaba cerrada». Allí le aconsejaron que pidiera entrar en el albergue municipal de la ciudad de Alicante, donde estuvo durmiendo seis días. «Más tiempo no puedes estar. Ahora me han metido en una lista de espera para comenzar uno de sus programas».

Mientras, su día a día transcurre buscando una salida para su situación. «Llevo cuatro años en paro. Antes había trabajado en la obra, de camarero, de pintor». En el albergue le dan de comer y allí puede lavar su ropa. «Me aseo con botellas de agua en la calle, siempre espero a que no haya gente porque me da apuro»

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