Tras más de seis años de paralización de las obras, la empresa promotora del plan parcial de La Albufereta, en el que se prevé construir más de 1.500 viviendas, ha comunicado al Ayuntamiento que ha superado la suspensión de pagos que le obligó a paralizar el proyecto, dejando una deplorable imagen de abandono de los terrenos, y su disposición a retomar la promoción de pisos. El interés de los propietarios en reactivar el proyecto no encontrará bloqueo, en principio, en el tripartito, que desbloqueará el primer gran plan parcial de su mandato. De hecho, Urbanismo se muestra a favor de este desarrollo para superar la degradación de la zona y para evitar tener que indemnizar pese a que supondrán un «telón de edificación» en las proximidades de la Serra Grossa ya que tendrán entre 10 y 12 alturas.
Así lo confirmó el concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón, partidario de modificar el planeamiento para reducir esas alturas, «que no nos gustan». Sin embargo, reconoció que «será complicado gestionar, sin tener que indemnizar, esa rebaja de la edificabilidad. Son planes muy antiguos que hay que desatascar», aún así lo revisarán. Este plan parcial, el 1/4 de la Albufereta, permitirá completar el núcleo urbano de esta zona y la expansión de la ciudad hacia el litoral norte del término municipal.
En 2009, Nozar, la urbanizadora de este plan parcial, reanudó los trámites para que se aprobara por parte del Ayuntamiento el proyecto de reparcelación y completar los trabajos de urbanización del terreno, que entonces llevaban un año y medio paralizados. La actuación nunca se reanudó por la suspensión de pagos de la promotora, y el que estaba llamado a convertirse en un barrio estrella se convirtió en fantasma. Y así se quedó, con rotondas hechas, con las alcantarillas terminadas pero sin funcionar, con las farolas colocadas pero sin iluminar, y con las aceras construidas para nada.
En estos años han robado el cable de las torres eléctricas, han quemado colchones, los vecinos han tenido que tapar con piedras bocas de alcantarilla peligrosas para que no caigan quienes pasean por allí y, de paso, evitar que salgan ratas. «No hay ningún plan urbanístico en Alicante que esté más abandonado, es una zona muy deteriorada, salta a la vista», explican vecinos de urbanizaciones de alrededor que llevan años denunciando el mal estado, que ven a diario al cruzar por una pasarela próxima. La zona sigue repleta de material de obra olvidado entre cañaverales así como de basura, y conserva los pocos hornos íberos que consiguieron salvarse de la destrucción en una zona que tenía numerosos restos arqueológicos, y por la que transitan vecinos con carritos de la compra que cruzan de un lado a otro de la Albufereta.
El último movimiento en torno a este proyecto tuvo lugar en 2012, cuando la Gerencia de Urbanismo ejecutó el aval de la urbanizadora para adecentar la zona. Con los 328.000 euros que la empresa depositó se mejoraron los accesos peatonales y las calles Aneto, Balsas y Flora de España.
Los vecinos esperan que el nuevo gobierno local desbloquee el proyecto. De entrada, Pavón anuncia que se va a retomar la urbanización. «Nozar parece haber superado la suspensión de pagos y hay más propietarios interesados en llevarlo adelante». Éste contempla dos unidades de actuación, en una de las cuales está el caserón de las Balsas, que según el edil, pasará a ser municipal para su puesta en valor en forma de parque arqueológico, ya que reconoció que existe un problema con las alturas de los edificios para conservar el yacimiento del Cerro de las Balsas, uno de los más destacados de Alicante, donde en 2007 se techaron tres hornos íberos a petición de Patrimonio pero los temporales y la dejadez propiciaron el derrumbe de paredes y que se llenaran de maleza y desperdicios.
