El tripartito ha suspendido la adjudicación de las obras de rehabilitación de la cubierta del Ayuntamiento de Alicante tras recibir un informe de la Conselleria de Cultura que echa para atrás el proyecto al considerar que no se ajusta a la ley de patrimonio y que debería tener en cuenta el conjunto del edificio del siglo XVIII, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).

El informe de Cultura ha caído como un jarro de agua fría en el tripartito, dado que las obras ya estaban en la última fase para su adjudicación. El proceso lo inició el anterior equipo de gobierno es una de las obras que prometió el anterior alcalde, Miguel Valor sin tener sobre la mesa el preceptivo informe de Cultura para aprobar el proyecto, como denuncian desde el tripartito.

Tras recibir el informe de Cultura, la mesa de Contratación decidió ayer dejar en suspenso el proceso de adjudicación de las obras y «establecer un diálogo con la conselleria para subsanar las deficiencias, de cara a realizar una reforma que tenga todas las garantías patrimoniales, ya que es un proyecto emblemático para la ciudad», destacó el concejal de Contratación, Natxo Bellido.

Valor sacó a licitación las obras, con un coste de 600.000 euros (IVA incluido) y el tripartito siguió adelante con el procedimiento con el objetivo de poder iniciar la obra en octubre. Las ofertas de las empresas ya estaban clasificadas y sólo faltaba hacer efectiva la adjudicación a una empresa por 438.000 euros, con una considerable rebaja sobre el precio de licitación. Un proceso que ahora queda en suspenso, lo que podría demorar considerablemente el inicio de las obras.

El proyecto contemplaba la reparación de la cúpula, de los balcones, mejoras en la fachada para asegurar los elementos que corren riesgo de desprendimiento y actuaciones en la cubierta para evitar las filtraciones de agua. Para acometer las obras, se preveía la instalación de un andamio sobre la fachada y el traslado de las oficinas de los grupos de la oposición a otras dependencias durante seis meses.

El informe de Cultura echa para atrás el proyecto, cuestionando su falta de desarrollo y que no se haga referencia a la ley de Patrimonio Cultural Valenciano. En concreto al artículo sobre intervención en los monumentos. En base a ello, el servicio territorial de Cultura concluye que «esta omisión implica no ajustar el proyecto a las previsiones de actuación previstas en la legislación sectorial». Al respecto, los técnicos apuntan a que es «necesario efectuar la consideración del conjunto de la Casa Consistorial, la situación arquitectónica y monumental, sus condiciones funcionales, las soluciones globales del inmueble que dan un resultado único».

En el informe también se plantea conservar la estructura de madera actual de la cubierta porque «se trata de la misma o heredada de la original» y aboga por «dejarla a la vista, convenientemente restaurada y destacando su aspecto patrimonial». Todo ello, recoge el informe, implica «replantear las instalaciones previstas y las terminaciones aparentes, de manera distinta a las expuestas en el proyecto». Igualmente, se alude a la «necesidad de subsanación y mejora de la documentación» y a que en la medición del proyecto «existen determinadas partidas que no tienen su reflejo en los planos».

Todas esas «carencias» conducen al informe desfavorable de Cultura, que da diez días al tripartito para alegar. Un plazo que ya ha finalizado. Bellido, no obstante, sostienen que no se ha desistido de estas obras y primero valorarán si los reparos de Cultura son subsanables o hay que hacer un nuevo proyecto. Sobre el actual, Bellido cuestionó que datara de varios años atrás y que fuera encargado a una empresa externa «en lugar de que lo hiciera un arquitecto municipal».

Desde Guanyar Alacant también cuestionan el actual proyecto así como la premura con la que el anterior equipo de gobierno del PP licitó las obras sin tener el preceptivo informe de Cultura. «Es otro de los pufos que nos han dejado», lamentó el vicealcalde, Miguel Ángel Pavon. Desde Guanyar esgrimen que el informe de Cultura coincide en el diagnóstico con las posturas de los arquitectos municipales. «El proyecto es una chapuza, parchea los problemas que el edificio presenta y dentro de cinco años nos veríamos en las mismas y teniendo que gastar más dinero», sostienen desde Guanyar, que considera que «es mejor que se hagan las cosas bien y no deprisa y corriendo».