Un desacuerdo en los acabados de una obra, un precio que no se corresponde a las calidades vendidas, grietas en una vivienda, conflictos por el alquiler... hay un sinfín de desavenencias relacionadas con la construcción que tienen arreglo con voluntad y diálogo. Generalmente estos conflictos acaban en los juzgados con el consiguiente desgaste personal y económico.

Y se pueden evitar, o al menos tratar de dar solución en un paso previo con la figura del mediador. En países como el Reino Unido o en EEUU están instaurados desde hace años, en España es más reciente y en Alicante acaba de salir la primer promoción de mediadores civiles y mercantiles.

«Los juzgados están supersaturados y la tendencia de los países mediterráneos es a judicializarlo todo y no hay cultura de la mediación», cuenta el presidente del Colegio de Aparejadores, Gregorio Alemañ cuya entidad es la organizadora del curso que ha formado a un total de 23 personas.

La resolución de conflictos sobre vicios constructivos, la reclamación de impagos, las reclamaciones de daños consecuenciales, las certificaciones de obras en exceso, incumplimientos de contratos o discrepancias de base técnica, entre otros, son parte de la formación recibida, donde también se trabaja la empatía entre dos partes que, en principio, tienen puntos totalmente diferentes, pero tienen intención de resolverlos.

En su mayoría quienes se han formado en mediación son aparejadores pero también hay arquitectos e incluso un óptico.

Los casos civiles y mercantiles suponen el 1% de los que acaban en los tribunales, según apunta Alemañ. «Las patologías, desperfectos provocados por las obras, las calidades, los ruidos... todo esto degenera en muchos conflictos, gracias al curso hay profesionales que controlan el proceso», cuenta; y explica que este curso de mediadores proporciona herramientas que enseña a los técnicos una formación complementaria regulada por ley.

El presidente de los Aparejadores explica que en 2013 en la Comunidad Valenciana se produjeron 183 casos de mediación y en 2014 fueron 185, de los cuales el 30% llegaron a un acuerdo sin necesidad de recurrir a los tribunales. «No es una labor fácil decir a dos partes en conflicto que en lugar de pelear vamos a hablar», reconoce Alemañ.

El Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Alicante es uno de los tres únicos colegios de este tipo que se han inscrito en el Ministerio de Justicia para ser Institución de Mediación. Para ejercer la mediación deben tener un título oficial universitario y contar con esta formación específica, que se establece en el Real Decreto 980/2013 de diciembre de 2013, y consiste en 100 horas de docencia incluida una parte práctica de al menos el 35% de duración, además de tener suscrito un seguro o garantía equivalente que cubra la responsabilidad civil.

Trabajando gratis

Ahora mismo los profesionales de mediación están llevando casos de forma gratuita para promover la resolución de conflictos. Tienen como ejemplo un caso muy sensible que ocurrió durante las Fallas de Valencia que logró poner de acuerdo a un casal fallero y la familia de un niño con cáncer que se quejaba del ruido. Hubo entendimiento tras un proceso de mediación.

También el presidente del Colegio de Aparejadores, Vicente Ramos, ha hecho este curso. Explica que a partir de septiembre ya hay fijadas diversas reuniones para tratar futuros convenios y una colaboración con sus homólogos valencianos.

Una labor con un objetivo principal, reducir los conflictos judiciales y dar a entender que se puede alcanzar el dicho de que «hablando se entiende la gente».