Las obras para construir un vial que conecte, a pie y en vehículo, los barrios de San Blas y Princesa Mercedes, donde hasta hace cuatro años se encontraba el paso a nivel de Ausó y Monzó, están muy avanzadas. Tanto es así que desde el Ayuntamiento prevén que el nuevo paso, con un carril por cada sentido y una sola acera, pueda estar operativo el 1 de septiembre o, en todo caso, durante los primeros días del mes. Este nuevo vial, que llega con bastante retraso, pretende poner fin a la desconexión histórica entre barrios, separados por las vías del tren desde hace medio siglo.
Aunque los vecinos celebran la ejecución del nuevo vial sobre el que ya no discurrirán vías ferroviarias, admiten que el proyecto no acaba de convencerles. El hecho de que sólo se contemple acera en uno de los lados, pese a sostener que hay espacio suficiente en ambos, es su principal crítica.
El cruce ya no será recto, como cuando existía el paso a nivel de Ausó y Monzó. El vial, en su lado más próximo a San Blas, arranca a unos metros de distancia, en la rotonda del General Gutiérrez Mellado. Comienza ahí para coincidir con el inicio del túnel del AVE y discurrir sobre él, sorteando así las vías y catenarias de la Alta Velocidad. Durante unos metros el vial va prácticamente en paralelo a las vías y gira después hacia el barrio de Princesa Mercedes. Se trata de una curva muy pronunciada que dificulta el paso de los autobuses. De ahí que se hayan realizado algunas modificaciones en el proyecto para tratar de suavizar el ángulo. Desde el área de Tráfico y Transportes del Ayuntamiento indican que se realizarán nuevas pruebas con autobuses, pero consideran que con los cambios introducidos para suavizar el giro sí podrán circular por allí.
Los peatones sólo dispondrán de una acera, que quedará en su lado derecho si van desde San Blas a Princesa Mercedes. La pasarela de madera peatonal que, de modo provisional, se construyó cuando se cerró el paso a nivel quedaría a su izquierda. No obstante, una vez finalizado el vial, esté previsto desmantelar la plataforma, repleta de grafitis y suciedad.
Los vecinos sostienen que una vez retirada esta «deprimente conexión peatonal» -como definen la plataforma de madera- habría espacio para construir una acera en ese margen del vial. Desde Tráfico, por contra, indican que es inviable porque afectaría al cajón ferroviario. «No vamos a renunciar a que haya dos aceras, una en cada lado», sostiene el portavoz de la Plataforma Renfe, José María Hernández. Otro vecino de la zona, Joaquín Sánchez, califica de «chapucero» el proyecto, con su forma de zig zag y solo una acera, «después de tanto tiempo de espera».
«Para facilitar un giro más seguro a los vehículos y disponer de aceras amplias se ha acordado disponer una única acera más ancha en uno de los lados del vial, en vez de las dos inicialmente contempladas», esgrimía recientemente el Ayuntamiento tras reunirse con Avant para desbloquear el inicio de las obras, que el anterior equipo de gobierno no llegó a poner en marcha. Las obras se adjudicaron por 50.000 euros, pero el Ayuntamiento trasladó a Avant que no renuncia a un proyecto más ambicioso en el que se enmarcan, presupuestado en 450.000 euros.
