Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De gresca por los veladores

Los locales de ocio y los vecinos del centro tradicional discrepan sobre la extensión y horario de las terrazas

De gresca por los veladores

Los hosteleros apelan a la economía y a los puestos de trabajo, al derecho al ocio y al carácter turístico de Alicante. Los vecinos apelan a su derecho al descanso y a tener una ciudad habitable, limpia y segura. Una vez más, la dificultad de conciliar el ocio y el descanso se evidencia en Alicante, ultimamente en el centro tradicional a cuenta de la ocupación de las terrazas, excesiva a juicio de los vecinos que han encontrado en el nuevo Ayuntamiento oídos más receptivos a sus quejas que el gobierno municipal anterior, lo que ha indignado a la otra parte, la hostelería, para quien el concejal de Ocupación de la Vía Pública, Miguel Ángel Pavón, «parece perseguirnos» según ha indicado el presidente de la Asociación de locales de Ocio de Alicante, Lalo Díez.

Una vuelta por la calle Castaños y alrededores evidencia que el centro tradicional se ha puesto de moda, con decenas de terrazas de pubs, restaurantes y cafeterías en las que, sobre todo los fines de semana, se concentran cientos de personas. «Yo no digo que la gente no tenga que divertirse», indican Juan Gómez y su mujer Remedios, vecinos de la calle del Teatro, para añadir que «el problema es que además del ruido que hay tarde y noche prácticamente a diario, cuando cierran, la gente no se va y no hay quien descanse». A este problema se une el de la limpieza como resalta María José Yagüe, una joven vecina del centro, «yo tengo que dormir a mi niño que tiene año y medio con las ventanas cerradas muchas noches por el ruido, pero es que además muchas mañanas huele a meados y a vómitos». La presidenta de la Asociación de Vecinos del centro Tradicional, Alcázar Moreno, asegura que «sólo queremos que se cumpla la normativa y ahora que por fin alguien en el Ayuntamiento parece dispuesto a cumplirla llegan los problemas». Moreno asegura que «en Castaños hemos hecho mediciones de sonido durante cuatro semanas tres días a la semana y daba 78 decibelios cuando lo máximo son 45. No se puede vivir con este ruido». Con respecto al tamaño de los veladores Moreno indica que «lo que queremos es que se cumpla la ordenanza. El problema es que antes cuando una terraza se excedía, el ayuntamiento le daba el visto bueno». Igualmente piden una mayor limpieza y seguridad en la zona «para que no haya meados, vómitos e incluso excrementos en el suelo y en las paredes».

Los dueños de los establecimientos de ocio de la zona también quieren más medidas de limpieza, contenedores y policías. «Nosotros somos los primeros que queremos que esto se solucione porque es verdad que, por ejemplo en la calle Bailén, yo he visto a gente orinando pero eso no es culpa nuestra. Si pusieran multas ejemplares la gente se lo pensaría más», ha señalado Álvaro de Francisco, propietario de «Enredos» entre Castaños y la calle San Francisco. Álvaro considera que «el problema no son los veladores sino que cuando cerramos, la gente se queda por la calle buscando sitios a dónde ir y montan ruido». El hostelero asegura que «el 99% de los hosteleros estamos súper concienciados y cumplimos la normativa a rajatabla, pero el Ayuntamiento también tiene que cumplir su parte».

Por su parte, Manolo Seijo, propietario de «La Historia» en la calle Castaños, considera que «se nos quiere achacar problemas que no existen como que no hay suficiente paso para los peatones y no es cierto. Nosotros cumplimos con la normativa de sobra y de hecho, las inspecciones son continuas. A las dos de la madrugada en verano han desaparecido las terrazas, y eso que dicen de que aquí la normativa es blanda no es cierto. Hemos comparado con otros lugares como Elche, Santa Pola o Madrid y aquí la normativa de veladores es más dura, pero la gente tiene que entender que el centro tiene ventajas e inconvenientes».

Lalo Díez cree que «se ha perdido el sentido de la realidad. En el centro no se abren pubs desde hace años y lo que más hay son restaurantes y cafeterías, pero es verdad que hace años era una zona muerta con mucha prostitución y delincuencia y ahora hay vida, pero la normativa se cumple».

Compartir el artículo

stats