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No hay paz frente al Cementerio

Las floristerías y tiendas de lápidas de los alrededores del camposanto denuncian los «continuos» robos de metal, maceteros «y hasta un tractor»

No hay paz frente al Cementerio

A José, propietario de la tienda de lápidas y floristería Agulló, situada frente al cementerio, le han robado hasta un tractor. «Lo tenía en el almacén, tapado con una lona y una mañana, cuando llegué, ya no estaba. Rompieron la valla de la finca y se lo llevaron». No es lo único que le ha desaparecido. José asegura que «nos han intentado robar de todo, y muchas veces lo han conseguido, sobre todo el metal que se usa para las lápidas y para los crucifijos y adornos de las tumbas y nichos». «Y también las herramientas de los trabajadores», añade Juani, una trabajadora de la tienda que corrobora la periodicidad de los robos. Las flores parecen tener menos poder de atracción para los ladrones, pero estos robos han provocado en gran medida que José haya decidido no seguir cultivando flores en su parcela, situada a espaldas de la tienda «porque ente los robos y el vandalismo no salía a cuenta».

Los ladrones también suelen llevarse maceteros y material de jardinería. Poco antes de la festividad de Todos los Santos del año pasado «me robaron 200 tarrinas de barro para hacer centros pero, como sabía quienes se las habían llevado, las recuperé», cuenta el comerciante, para añadir que «me encaré con quienes se las habían llevado y me ofrecí a pagarles algo si me las devolvían durante la noche. Por la mañana estaban otra vez en el almacén las 200 tarrinas, pero tuve que pagar 60 euros». Lo que el propietario de la floristería no acaba de entender es «cómo es posible que yo sepa quién comete lo robos y la Policía no, o no actúe, porque denunciamos y esto no se soluciona», señala.

También ha sufrido numerosos robos Teresa, de la floristería Escribano, ubicada igualmente frente a la entrada del camposanto alicantino. «Los robos son frecuentes desde hace años. Han llegado a robar ordenadores, bicicletas, herramientas de jardín, jarrones y flores artificiales», e incluso un televisor, según afirma Teresa, quien también se queja de que «hay gente que nos echa basura, pañales usados y porquería a través de la verja de la parcela y, aunque denunciamos, no hay forma de acabar con esto».

Los dueños de los comercios de la zona creen que gran parte de los actos delictivos tienen su origen en la barriada situada a ambos lados del Vial de los Cipreses, una de las más degradadas y marginales de la ciudad.

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