Auténticos pegotes de cemento. Como si nadie hubiera caído en la cuenta, hasta el último día, de la necesidad de rebajar los accesos peatonales de la plaza del Doctor Gómez Ulla, un entorno que tras varios meses de trabajos de remodelación está abierto a los ciudadanos desde hace apenas unas semanas. De hecho, el cartel anunciador de las obras todavía continúa visible en una de las esquinas de la plaza, justo en la que confluyen el MARQ y el Hospital Vithas Perpetuo Socorro.

Allí se puede leer la inversión de 240.000 euros de la Diputación de Alicante, en una actuación solicitada por el Ayuntamiento de Alicante y cuyo proyecto fue redactado por técnicos municipales. «Es vergonzoso que se hayan gastado esa cantidad de dinero en estas obras y que las rampas de acceso se hayan hecho a pegotes. Da pena verlas», denuncia la presidenta de Alicante Accesible, Llanos Rodríguez, que hace unos días comprobó in situ, con su silla de ruedas, las condiciones que presentan los rebajes. Y no es uno ni dos, sino todos los que rodean la plaza. Y más allá, porque algunos de ellos ni coinciden con los pasos de peatones pintados sobre el asfalto. En la zona, entre tanto, ya no queda ni rastro de obreros. «Es increíble. Cuesta lo mismo hacerlo bien», añade Llanos, molesta por la actitud del anterior gobierno local. «Desde Alicante Accesible nos ofrecimos en su día a colaborar para no encontrarnos este tipo de sorpresas una vez acabadas las obras. El Ayuntamiento nos dijo que la obra era cosa de la Diputación», continúa la dirigente. Y no sólo ellos, la Asociación de Vecinos de El Pla también cursó la misma petición al Ayuntamiento. En su caso, la respuesta fue directamente el silencio. «Esperemos que los nuevos [en relación al tripartito] arreglen estas rampas que incumplen toda normativa. Nos reuniremos con ellos esta semana, y se lo pediremos», continúa Llanos. Pero no sólo su asociación denuncia el resultado de unas obras que la Diputación asegura que «constan» como «ya entregadas» y que el Ayuntamiento, a través del edil Miguel Ángel Pavón, sostiene que no «han sido recepcionadas». «Hemos oído que la obra es una chapuza y que la remodelación no se consultó a los vecinos. La revisaremos y lo que esté mal se pedirá a la empresa que lo solucione», añade Pavón, que intentará apagar el fuego en el vecindario, más que molesto por el desenlace.