Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La fauna marina se libra del calor extremo

El cambio natural de temperatura en el Mediterráneo, con 27 grados en la superficie y 21 en inmersión, permite sobrevivir a las especies

Las especies marinas se ven beneficiadas por el fenómeno natural de la termoclina estacional. información

La ola de calor que se ha instalado en la provincia desde finales de junio está afectando a los seres humanos y a la agricultura, pero hay una especie que se está viendo beneficiada: la fauna marina. Y ello porque este año han vuelto a aparecer en el Mediterráneo las termoclinas estacionales de verano, un fenómeno consistente en la diferente temperatura existente en el mar, según sea en superficie o en inmersión.

A pesar del asfixiante calor, en el mar está siendo un verano más típico, contrariamente a lo que ocurrió el año pasado, sostiene la bióloga marina y gerente del centro de buceo Posidonia Ecosports, Mercedes Varela. Las termoclinas, un proceso común que se da todos los años excepto el pasado, son capas de agua fría y, por tanto, de distinta densidad, que se desplazan por debajo de las aguas más cálidas y superficiales.

De este modo, mientras en la superficie el mar se encuentra a 27 grados, una quincena de metros más abajo la temperatura desciende hasta 21 grados. «Este cambio natural, de unos 5-6 grados, es beneficioso para la vida marina, permite sobrevivir a especies como las corales, gorgonias o la posidonia», explica la bióloga.

Organismos vivos

De hecho, incide en que el año pasado no se produjo la termoclina estacional, por lo que el mar estuvo a 27 grados, tanto en la superficie como sumergido, un fenómeno anormal que afectó a todos los organismos vivos. «Gorgonias y corales en mal estado, langostas que no subieron a la superficie y posidonia que floreció en invierno, por segundo año consecutivo cuando lo normal es que lo hagan cada ocho años, son algunas de las consecuencias de la elevada temperatura del Mediterráneo», señala Varela.

Como ya informó este diario, el termómetro en el agua del mar Mediterráneo alcanzó hace dos semanas los 27 grados, la primera vez que se producía esta circunstancia excepcional en un momento tan temprano como mediados de julio, según constató el director del Laboratorio Climatológico de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina.

Así pues, paradojas de la vida, mientras los humanos seguimos soportando altísimas temperaturas, con insomnio, menor rendimiento laboral y muertes por ola de calor, la fauna marina se beneficia de ello.

Compartir el artículo

stats