Ni estamos ni en una isla griega de las de Tsipras, ni en Tánger, ni en Chipre, ni en un paraje de la vecina Castilla-La Mancha rodando con el recordado Berlanga. La escena se vivió anteanoche, al filo de las 21.30 horas, en la segunda linea del mar en la playa de Muchavista, en El Campello, y a sólo 50 metros de la orilla, donde un rebaño de ovejas y carneros había tomado uno de esos solares que se quedaron sin ejecutar tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, y que se ha reconvertido en lugar de paso para el ganado ovino que baja desde el cauce del río Seco buscando la brisa del mar para mitigar el bochorno y forraje para el cuerpo. Una imagen curiosa, hasta bucólica pero que también «chirría» al producirse en plena temporada turística entre Alicante y El Campello, donde la playa de San Juan cambia de nombre por el de San Juan.
Las ovejas no sólo comen, sino que también defecan para cabreo de los vecinos de la zona y comentarios irónicos de los que paseaban por la zona con sus mascotas, arriesgándose a ser multados si no recogen los excrementos. A las ovejas nadie les rindió cuentas.
Todo lo contrario, se convirtieron en una atracción veraniega más para las personas que paseaban por la zona. Y es que el rebaño no hace sino lo que viene haciendo desde los años 50, cuando la zona era un sistema dunar con su vegetación antes de que llegara el urbanismo que transformó la playa.
Es habitual verlas en el cauce del río Seco, donde la depuradora l'Alacantí Nord vierte desde hace más de tres años toda el agua que depura al río Seco, unos 2,5 millones de litros anuales que han convertido el paraje en un vergel. Pero ovejas y carneros también se mueven hacia el mar, como toda la vida.
