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Alicante frente al abismo del termómetro

El fuerte calor provoca insomnio y menor rendimiento laboral

El Mediterráneo ha alcanzado esta semana los 27 grados, la primera vez en su historia en un mes de julio

Algunos establecimientos optan por instalar sistemas de nebulización en las terrazas para aliviar el sofocante calor. PILAR CORTÉS

El tiempo siempre ha sido un tema socorrido en esas incómodas conversaciones de ascensor de las que muchos intentan escapar apresurándose a pulsar el botón si presiente que se aproxima algún vecino. Ése vecino. Sin embargo, lo que era una cuestión recurrente se ha convertido en un asunto de gran interés, que preocupa y abre telediarios. Y es que el mercurio de los termómetros ha subido este verano al mismo ritmo que se iluminan las teclas del ascensor conforme nos elevamos, y el problema es que nos hemos quedado atascados en torno a los 40º.

La primera quincena de julio ha sido la más calurosa desde finales de 1870, según informa la Agencia Estatal de Meteorología y se han llegado a alcanzar temperaturas de hasta 44º en Pego. Pero, ¿cómo afecta este bochorno en el día a día? Estas condiciones meteorológicas pueden provocar problemas relacionados con el sueño, afectar al rendimiento en el puesto laboral, agravar patologías, influir en el comportamiento favoreciendo conductas más agresivas e, incluso, llegar a ocasionar la muerte. Es el caso de la mujer de 83 años que falleció hace una semana en el Hospital de Sant Joan al no superar un golpe de calor o del hombre de 84 años que falleció ayer mismo en la población valenciana de Mislata. Para encontrarnos tragedias semejantes hay que remontarse hasta 2010 cuando fallecieron cuatro personas en la Comunidad, una de ellas en el mismo centro hospitalario que la primera víctima de este verano.

Esta es la cruz de la ola de calor; la cara está en quienes ven oportunidades de negocio en las altas temperaturas. De hecho, investigadores de la Universidad de Alicante (UA) se plantean desarrollar nuevos tratamientos en la conversación de los alimentos teniendo en cuenta variables térmicas y asociaciones textiles como Aitex en Alcoy trabaja en el desarrollo de tejidos más ligeros.

Las principales poblaciones de riesgo son las personas mayores, niños, jóvenes deportistas, y este año, por primera vez, se ha incluido a las embarazadas, tal como indica Jose Vicente Marti, jefe de la sección de Sanidad Ambiental de la Generalitat. «Este verano es especialmente peligroso por las altas temperaturas y hemos multiplicado las intervenciones preventivas», afirma Marti.

¿Por qué sucede esto? El cuerpo humano está configurado para funcionar correctamente en temperaturas entre 8 y 22º y se adapta mal a las temperaturas extremas. «Por encima o debajo de estos umbrales, dependiendo de la constitución de cada persona, aparecen disfunciones o molestias que ponen en marcha mecanismos de adaptación internos, como la sudoración, o externos, tal como la hidratación o la aireación», explica el director del Laboratorio de Climatología de la UA, Jorge Olcina.

Calor de pesadilla

Dar vueltas en la cama sin conciliar el sueño es una realidad que sufren muchos alicantinos. Y es que, si «Sueño de una noche de verano» de William Shakespeare estuviese ambientada en Alicante estaría más cerca del drama que la comedia. Las noches tropicales, aquellas en las que los termómetros no bajan de los 20º, se han multiplicado desde 1980. En concreto, han pasado de una media en julio y agosto de 18 a las 28 del último año, lo cual supone que casi todos los días del mes se cumplen estas mínimas nocturnas.

Francis Sellés, coordinadora de la Unidad de Alteraciones del Sueño del Hospital General Universitario de Alicante, explica que «a partir de los 26º es difícil conseguir dormir, y ahora que superamos los 30º cuesta más» y subraya que «el problema está en que el calor se está convirtiendo en algo crónico y empeora día a día». La explicación de los que nos ocurre durante las tórridas noches estivales es sencilla: la mayor temperatura corporal provoca que la melatonina, la hormona que induce al sueño, se genera menos. Esto provoca, según expone Sellés, microdespertares a lo largo de la noche y, al día siguiente, se tiene la sensación de no haber descansado y se está de peor humor. «Afecta al rendimiento laboral, en el día a día e incluso a la hora de conducir porque tenemos menos reflejos y, por esto, puede haber un aumento de la probabilidad de los accidentes de tráfico», destaca.

Durante estos meses la Unidad de Alteraciones del Sueño del Hospital de Alicante no experimenta un aumento de los pacientes pero los trastornos de sueño como el insomnio se agravan en algunos casos, por lo que hay que regular las dosis, según indica la responsable del servicio. También perjudica a las personas con hipersomnia, un trastorno caracterizado por el sueño excesivo constante e involuntario, que por el exceso de calor pueden tener más ganas de dormir.

El termómetro de la salud

El clima, y en particular las altas temperaturas, influyen en el agravamiento de algunas enfermedades. Las personas con migrañas padecen más episodios y éstos se intensifican, según señala la doctora Sellés. Además, incide en que el cuerpo y el cerebro, para defenderse de las altas temperaturas y eliminar el exceso de calor, trabajan más para sentirse mejor. «En el caso de las personas con patología cardiovascular, que parten de un corazón o sistema respiratorio que no está funcionando bien, el esfuerzo es el doble y se pueden cansar más», añade.

Carlos Enrique Falces, profesor de Psicología del Trabajo de la Universidad Miguel Hernández (UMH), destaca que «con el calor las personas son más agresivas y menos tolerantes a la frustración». El catedrático de la Escuela Universitaria de Psicología Social de la UMH, José Antonio García del Castillo, añade que estos efectos se intensifican cuando no tienes escapatoria, como un atasco, lo cual provoca un aumento de la rabia y los comportamientos agresivos. Además, dice que el calor puede alterar la convivencia pero recalca que «hoy en día se poseen muchos mecanismos para protegernos» como el, querido al igual que odiado, aire acondicionado.

Menor rendimiento

El sofoco nos acompaña en nuestro día a día, y el trabajo no está exento de ello. Los trabajadores de la construcción y temporada como socorristas y camareros serían algunos de los colectivos más perjudicados dado que su labor se puede ver mermada si no se aclimatan correctamente a las condiciones térmicas. «El rendimiento baja con el calor, lo idóneo sería que los termómetros rondasen los 24-25º», apunta el catedrático de Psicología Social de la UMH.

No obstante, en los días más calurosos del año, muchos se quejan del frío en establecimientos y oficinas por el abuso del aire acondicionado. «El problema es que no permiten ajustarlos a los niveles de adaptación de cada trabajador, no todos se sienten a gusto con una temperatura genérica», explica el profesor de psicología Carlos Enrique Falces.

El malestar de los trabajadores se refleja en la última encuesta de condiciones en el trabajo del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo que refleja que un 28% de los españoles no están conformes con el ambiente térmico de su puesto laboral.

El calor de este verano, más allá de ser un hecho aislado, forma parte del engranaje del reloj del cambio climático. Se prevé que las temperaturas aumenten entre 2,5 y 4,5 grados en esta zona del Mediterráneo, tal como indica Jorge Olcina.

Las viviendas deberán aclimatarse a la mayor frecuencia de jornadas cálidas. «Los sectores relacionados con el acondicionamiento térmico, textiles y agroalimentarios, si saben aprovechar las circunstancias que se van a desarrollar, pueden experimentar un impulso en las próximas décadas», destaca Olcina. La ciencia y el mundo de la empresa ya están preparándose para mejorar las condiciones de vida en sucesivas olas de calor y, de paso, hacer negocio.

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