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Sube el abuso de alcohol entre las mujeres

Más de la mitad de las pacientes de Proyecto Hombre tiene problemas con la bebida

Es una de las consecuencias directas de la crisis económica. El consumo de alcohol está desplazado al de otras sustancias, como la cocaína, especialmente entre las mujeres. De hecho, en Proyecto Hombre, el 52% de las pacientes que actualmente sigue un tratamiento de desintoxicación lo hace por problemas con el alcohol. Esta institución ha visto cómo el número de personas atendidas ha aumentado un 28% en el último año, equiparándose prácticamente los tratamientos por alcohol y cocaína.

«El alcohol es una sustancia más barata, por lo que mucha gente que se ha quedado sin recursos se ha refugiado en ella en tiempos de crisis», explica Consagración Jareño, directora de Proyecto Hombre. Tras siete años de recesión, ahora comienzan a aflorar las consecuencias. «Suelen pasar muchos años hasta que la persona llega a su límite y se da cuenta de que necesita ayuda porque tiene un problema de dependencia».

En el caso de las mujeres, la media de edad de quienes reciben tratamiento por beber es de 41 y el perfil cambia respecto a ellos. «Suele ser un consumo más solitario, frente al del hombre que es más social, y las mujeres lo suelen alternar con la ingesta de benzodiacepinas, es decir, pastillas tranquilizantes», explica Jareño.

Además, a ellas les cuesta mucho más reconocer que tienen un problema. «El estigma es enorme, en las mujeres pesa mucho el tema de la familia, de los hijos, del qué dirán»... Por este motivo, las que llegan a Proyecto Hombre lo hacen con un grado de deterioro mayor que el de los hombres. «Tienen una mayor dependencia afectiva, deterioro emocional y una autoestima por los suelos.

En muchas ocasiones también han sufrido maltrato psicológico por parte de sus parejas, quienes también suelen consumir». En el caso de los jóvenes el mayor número de atenciones es por consumo de cannabis, aunque la responsable de Proyecto Hombre alerta del daño que están haciendo las redes sociales y los móviles. «Los chicos se creen que tienen una vida social por el hecho de tener 1.000 amigos en Facebook y eso hace que se encierren en su casa y dependan del ordenador».

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