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Llegar al trabajo a la carrera

La bici y el running se imponen para acudir a trabajar de forma sostenible y ahorrar dinero

Escolares y padres del programa En Bici al Sorolla. CAROLINA ESCALANTE

Acudir en bici a trabajar es cada vez más habitual. Quienes practican este hábito se evitan atascos, ahorran dinero en combustible, no emiten CO2 a la atmósfera y a cambio están más sanos. Los niveles de Alicante aún no son los de Amsterdam, pero el activismo de quienes utilizan el transporte sostenible es enorme y contagioso.

Tanto que hay quienes son capaces de pedalear de lunes a viernes 30 kilómetros para llegar a su puesto de trabajo.

A la bici se le unen otros métodos para acudir a la oficina de forma saludable como llegar haciendo «running» o sobre un patinete. Prácticas que se van extendiendo por imitación.

Cada vez son más los adeptos y los grupos que abogan por la normalización de las bicis en la ciudad y la buena convivencia, uno de los más activos en Alicante es la Masa Crítica, que periódicamente hace salidas reivindicativas para que la bicicleta tenga el hueco que se merece en las calles.

30 kilómetros en 40 minutos

Hay algo de voluntad y mucho de beneficio en quienes cuentan su experiencia de ir a trabajar en bicicleta. Y un ejemplo es el de cuatro funcionarios que llegan desde Alicante, Mutxamel e incluso Elche. Carlos Medina trabaja en Infraestructuras y se desplaza 30 kilómetros, desde la ciudad de las palmeras, con su bicicleta eléctrica. Circula a una velocidad media de unos 40 kilómetros por hora. Es un convencido del transporte alternativo y ello le hace coger cada día su bici y emplear cuarenta minutos para llegar a San Vicente. Al ser un vehículo asistido sus pedaladas le cunden como si diera dos.

«Una hora y quince minutos es demasiado para ir y luego volver. Con la bici eléctrica llego en 35 ó 40 minutos», cuenta. Ha hecho cálculos de lo que ahorra en combustible al usar la bici y le salen 700 euros al año.

Sobre los peligros que entraña la carretera para el más débil de los vehículos, afirma que no tiene percepción de riesgo. «Vengo por la vía rápida y no tengo la sensación de que sea peligroso, siguiendo una serie de normas». La más importante es colocarse en la vía como otro vehículo para obligar que los adelantamientos sean «igual que a un vehículo pesado como el camión de la basura, porque si te orillas incitas a que te adelanten». Es consciente de que su presencia obliga a los conductores a extremar la precaución y en ocasiones circular más lento, pero afirma que no ha tenido problemas por ello: «En 15 años me han llamado cabrón tres veces».

El enemigo es el viento

El enemigo de quienes acuden al trabajo de forma sostenible es el viento, porque la resistencia hace que cada pedalada sea más dura. «El frío o el calor no son problema, porque o bien entras en calor o te ventilas», explica Carlos Marco Santonja, que recorre los seis kilómetros entre Alicante a San Vicente en bici desde Alicante tres días y otros dos lo hace corriendo. «Cuando llegamos nos duchamos. Y el día que vengo corriendo se nota, estoy más optimista». El Ayuntamiento de San Vicente cuenta con vestuarios mixtos y duchas por lo que pueden entrar frescos y limpios a trabajar, aunque reconocen que no siempre sudan como para tener que ducharse después.

También Pilar Mahamud es una convencida de una forma de vida ecológica que practica. Tiene tres bicis y no se plantea tener coche. De hecho, hace dos semanas participó en la maratón de Londres donde quedó segunda en la categoría femenina. Es una convencida del uso de la bici y, de hecho, trabaja en la Concejalía de Medio Ambiente fomentando este medio de transporte entre los escolares.

San Vicente del Raspeig es uno de los municipios donde el activismo es evidente. De hecho fue el primero de la Comunidad Valenciana en implantar el servicio de préstamo ya en julio de 2007, que es además gratuito.

Ser ciudad universitaria fue uno de los motivos. Y, de hecho, el 80% de los usuarios del servicio son estudiantes. La cruz de la moneda está en el Ayuntamiento de Alicante que rescindió el contrato de alquiler de bicis y es de los pocos ayuntamientos que carece de este servicio. Muchas personas lo utilizaban para llegar a sus trabajos por la comodidad de coger una bicicleta y dejarla después en otro punto sin preocuparse de dónde guardarla. Aunque es algo que podría cambiar porque todos los partidos que se han presentado a las elecciones tienen de una manera más o menos activa presente el papel de la bici en la ciudad.

Al trabajo como al gimnasio

De Alicante es Nuria Santonja que fomenta la bici entre sus hijos que cada día van y vuelven pedaleando del colegio. Ella buscaba tiempo para ir al gimnasio y compatibilizarlo con el cuidado de los niños y adoptó el consejo que le dio su compañera Pilar. «¿Para qué quieres buscar tiempo e ir a un gimnasio si puedes hacer ejercicio viniendo a trabajar?». Y así ha sido. Cada día llega a San Vicente en bici y algunos días lo hace corriendo. «Lo mejor de todos es que llego feliz a trabajar» y lo achaca a la liberación de endorfinas y a que se ahorra atascos:«Sólo tardo 20 minutos en llegar y no tengo que buscar aparcamiento».

En bici al trabajo en Facebook

Y también son muy activas las redes sociales. En Bici al Trabajo Alicante y Bike to Work es una de las páginas que circulan por Facebook donde personas con las mismas inquietudes cuenta su experiencia, denuncian situaciones injustas para los ciclistas y quedan para ir juntos trabajar.

En Alicante hay movimientos muy activos en el uso de la bicicleta como la Masa Crítica que organiza salidas periódicas y reclama el espacio para las bicis. Quedan una vez al mes para dar un paseo por Alicante. Siempre el primer viernes de cada mes así que la próxima salida es el 5 de junio a las 20 horas y el punto de encuentro es la fuente de la Plaza de Toros de Alicante.

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