El corazón de Alicante lleva casi dos semanas seco. Y no es por la falta de lluvias, sino por una avería en su fuente más emblemática. Luceros hace días que carece del brillo especial que le da el agua que brota de la obra del escultor Daniel Bañuls. Una rotura en la bomba ha hecho que este icono turístico permanezca triste. El vaso de esta monumental fuente sigue teniendo agua, pero el motor que hace que salgan los chorros permanece parado.
El concejal en funciones de Atención Urbana, Andrés Llorens, explicó a este medio que se trata de una «avería ordinaria» que se espera esté reparada a principios de esta semana. El edil informó que se ha roto el rodete de la bomba de la fuente, pero el problema ha sido que el fabricante no cuenta con esa pieza en stock y se ha tenido que pedir. Por ello están a la espera de la recepción de esa pieza esta misma semana para reponerla y poder reactivar así la fuente.
En cambio, otras fuentes municipales conocedoras de la avería señalaron que ha habido importantes dificultades para resolver este tema, ya que la pasada semana se estuvo trabajando para sacar una pesada pieza del motor, al parecer relacionada con la hélice, que tuvo que ser cortada para poder extraerla de la sala subterránea al exterior. Y debido a la gran antiguedad del mecanismo averiado de la fuente, no se podía arreglar in situ y se debía enviar una gran pieza a Madrid para que allí fuera reparada, por lo que no se sabía cuánto tiempo tardaría en estar a punto para volver a entrar en funcionamiento la fuente.
Igualmente explicaron que cualquier avería en esta instalación es compleja de solucionar, ya que se trata de una infraestructura muy antigua para la que es difícil encontrar repuestos.
Por ello, habrá que ver si no hay retrasos con la puesta a punto de Luceros, que tiene por delante citas importantes. El Hércules se está jugando su regreso a Segunda División y este sábado el Barcelona puede alzar su quinta Champions League. Y las mascletàs están a la vuelta de la esquina, lo que obligará de nuevo a tapar los caballos con cajones de material aislante para evitar que sufran daños que agraven el gran deterioro que ya presentan los corceles, que son las piezas en peor estado de esta obra levantada en 1930.
