El primer tramo de la Gran Vía conocido como avenida Pintor Xavier Soler entre la rotonda de Jesuitas y la del centro comercial es un ejemplo de consolidación comercial en la ciudad. Más del 80% de los locales comerciales de este tramo están abiertos, con una oferta orientada a dar servicio a los numerosos residentes de esta zona relativamente nueva de la ciudad. Predominan los bares, restaurantes y cafeterías así como los negocios destinados a productos de consumo diario, como supermercados, alguna frutería y pescadería, o de servicios, como farmacias, una lavandería, una peluquería o un zapatero. Se trata de una zona en expansión demográfica, con familias jóvenes y muchos niños pequeños, algo que también tiene su reflejo en la oferta comercial, con hasta dos parques infantiles en una misa acera.
Aunque la crisis se deja notar, tanto comerciantes como residentes del entorno y los propios técnicos de la Concejalía de Comercio han detectado esa consolidación comercial. Estos últimos indican que es la zona de la Gran Vía que ha experimentado un mayor éxito, por la concentración de locales comerciales abiertos. Del censo municipal se desprende que de los 74 existentes, apenas 15 estaban cerrados. Si bien los técnicos apuntan que algunos de ellos han sido alquilados en los últimos meses.
«Es una buena zona y no había servicio de zapatero», explica Cristóbal Martínez, que hace un año y medio se decidió a abrir su negocio en este tramo de la Gran Vía. Su acera en el lado derecho en sentido a la entrada a la ciudad es la menos poblada de comercios, si bien la actividad va en auge. «La acera buena siempre ha sido la otra, pero aquí ya quedan menos locales vacíos», sostiene. La crisis del consumo también se deja notar, pero «el boca a boca hace mucho y somos como un zapatero de barrio». En esa línea considera que «a largo plazo, sí es una zona con futuro». El problema, afirma, es la falta de aparcamiento en la zona. Rosa Ruiz, empleada de una tintorería abierta desde hace años, indica que «unos comercios abren y otros cierran, pero es verdad que cada vez hay más abiertos».
Según el último censo municipal, hay al menos 15 locales relacionados con la hostelería, como bares, cafeterías o heladerías. También hay varias entidades bancarias, clínicas, panaderías, comercios de alimentación, de equipamiento del hogar, peluquerías y dos farmacias. Desde comercio indican que hace una década los locales de hostelería predominaban sobre el resto de comercios en la zona. Aunque sigue habiendo muchos establecimientos de restauración, la oferta comercial ha crecido considerablemente y se ha diversificado. En los primeros años de desarrollo urbanístico de la zona abrieron muchos comercios de equipamiento del hogar y ahora el comercio se centra, sobre todo, en productos de uso diario o que den un servicio a los numerosos ciudadanos que tienen allí su residencia.
Se trata de una zona relativamente nueva, por lo que allí residen muchas familias jóvenes con hijos pequeños. «Llevo cuatro años viviendo aquí y sí se ha notado mucho la evolución comercial», apunta una de las vecinas, Maite de Vicente, quien apunta que incluso hay comercios que apuestan por renovarse y ampliar su oferta. «Tenemos de todo, hay muy buen servicio y no nos hace falta ir al centro», sostiene. «Hay zapatero, peluquería y hasta van a abrir un gimnasio», agrega.
Frente a la diversificación de la oferta comercial, hay una ausencia de establecimientos de venta de ropa o de calzado. «Es lo único que no funciona aquí», dice uno de los comerciantes, que apunta a la proximidad del centro comercial y de su oferta de este tipo de bienes considerados por los expertos como de compra ocasional. Y es que son los bienes de uso diario y la prestación de servicios para los residentes los que tienen una mayor aceptación.
