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Un día en el negocio familiar

La Bellea se mete en harina

Carmen Caballero coge fuerzas para las Hogueras en el horno de sus padres, donde se elaboran cientos de cocas en junio para los festeros

La Bellea se mete en harina

En el horno Virgen de la Salud, una panadería de barrio de toda la vida en la calle San Carlos, creció una festera de 1,80 de altura y esbelta como una sílfide pese a que le encanta devorar el pan, los cruasanes y la coca con chocolate que su padre elabora a diario, y el producto estrella de la casa y el más demandado en el barrio: las ensaimadas gigantes. La Bellea del Foc, Carmen Caballero, pasó muchos ratos de su niñez echando una mano en la panadería familiar, el sacrificado oficio que obliga a su padre a trabajar cada madrugada ya que empieza a hornear a medianoche. «Me gustaba venir en Navidad a poner figuritas dentro del roscón de Reyes, a jugar con la harina y la máquina de chocolate», explica la festera, que es una amante de la cocina y sabe elaborar numerosos platos pero que aún no se atreve a hacer pan. «Lo que más me gusta es comérmelo», bromea la Bellea del Foc, a la que siempre le ha fascinado amasar. «Es divertido y me encanta el olor a masa cruda».

Precisamente en el aroma encuentra paralelismos entre los dulces y las Hogueras. «Cuando entras en la panadería huele superbien, es algo parecido a la Fiesta, cuando se siente el olor a pólvora». Ambas mueven sus sentidos y su vida, en unos días en los que el ajetreo de verse convertida en Bellea del Foc, con numerosos compromisos y fotos oficiales (que se ha tomado con sus damas en el claustro de San Nicolás, Santa María, el MACA y el Casco Antiguo), no le ha impedido presentarse vestida de novia alicantina en la panadería, cuyos clientes la conocen de toda la vida ya que sus padres llevan 30 años llevando el horno, que antes ya existía.

Algunos vecinos han sabido que esa joven morena de belleza cordobesa pero de ancestros noveldenses es la nueva Bellea del Foc al ver en la panadería el gran centro de flores que le regaló el Ayuntamiento en su proclamación. «No cabe en casa y lo hemos tenido que traer. El abanico gigante que me regaló Luisa Pastor (presidenta de la Diputación, que fue la mantenedora del acto), está en el jardín de la urbanización porque tampoco entra. Allí viven muchas cármenes y todas han bajado a hacerse fotos con él», dice contenta.

«Sabía que era belleza de su hoguera, pero este año va a ser el no va más. Bates el récord, Carmen», le dijo una clienta tras felicitarla porque es la Bellea del Foc. También la ha visto nacer Fabiola Morilla, empleada de la panadería. «De niña siempre estaba por aquí. Sabía que el mundillo de las Hogueras le encantaba. Es una chica sencilla, amable, divertida, con un carácter muy cercano, y está muy guapa, con esa planta que tiene, con el traje de alicantina».

Se nota cuando hablan que sus padres, Jorge Caballero y Mari Carmen Serra, prudentes de carácter, están muy orgullosos de ella. Aunque no son comisionados de Hogueras y tampoco su único hermano, de 27 años, la madre ha acompañado a Carmen a todos los actos desde que era pequeña. «Es muy familiar, cariñosa. Cuenta con nosotros para todo, y nos pide opinión para hacer las cosas. Es organizada, responsable, estudiosa...», explica la progenitora. La Bellea del Foc vive en la casa familiar de la Playa de San Juan, ahora llena de percheros con trajes. Su habitación que era la más grande, se le queda pequeña. «Allí tiene su mesa de estudios, que ahora es un tocador, porque ha cambiado los libros (de su carrera de Derecho y Administración y Dirección de Empresas) por los maquillajes y pinturas». Aunque la madre trabaja en un banco, echa una mano en el horno los fines de semana y cuando tienen más trabajo, para la mona o en Hogueras.

Su padre no esperaba que saliera Bellea. «La última semana la gente me decía que sí, que podía salir», apunta. Aunque no es festero, conoce las celebraciones de cerca, por su trabajo, porque es cuando más encargos tiene. «En Hogueras hay mucha faena. Hacemos coca amb tonyina buena parte de junio para las cenas de las hogueras y barracas, cientos de cocas». Esta semana los festeros de Divina Pastora les han encargado 60 variadas, ya que las hacen de salchichas, anchoas, morcilla o verduras todo el año.

El horno también tiene demanda de pan de colegios, institutos, bares y tiendas, lo que les salva el negocio puesto que, según explica el padre, la venta de pan, aunque ha mejorado, no es demasiado boyante por las dietas y la competencia de las grandes superficies.

Y aunque la Bellea no ha aprendido a hacerlo, sabe cocinar, todo tipo de arroces, pasta, cocido, pescado, ensaladas decoradas, etc... Dice su madre que es cocinitas desde pequeña. «Ella salía a las dos del cole y yo a las tres de trabajar, por lo que ponía la mesa y empezaba a cocinar. Y se le da bien». Carmen ya tiene en la cabeza el dulce de la Bellea. «Lo haría con azúcar glas para la mantilla y chocolate para la falda, que además es el color de mi espolín: marrón chocolate», dice sonriente.

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