¿Cuál es la pauta principal para controlar a las masas en situaciones de accidente?
Controlar a las masas es muy complicado. En Alemania se están haciendo investigaciones de comportamiento de masas en entornos cerrados para sacar estrategias a implantar porque hay pocos estudios. Históricamente se desarrolla el pánico colectivo en situaciones en que la gente teme por su vida. Es algo biológico, el riego sanguíneo no llega al lóbulo prefrontal y el pensamiento de la persona se bloquea, activándose la adrenalina para salir disparado. En esas situaciones hay que dar mensajes claros porque la gente no está para reflexionar.
¿Qué puede hacer un policía en una hipotética emergencia durante actos festivos?
Estar calmado y no ponerse nunca delante de la masa, que lo puede atropellar, y después guiar a las personas hacia la salida. Los protocolos de actuación pasan porque los agentes tengan controladas las salidas y los puntos críticos, y dar indicaciones a través de un megáfono para orientar a las masas a la acción porque no se puede razonar con 300 personas en una situación de pánico.
¿Se comporta todo el mundo igual en caso de emergencia?
El 25% de las personas suele guardar la calma y el resto alborota y está fuera de control. Y dentro de este 75% hay un 25% que son los que realmente provocan el pánico porque empiezan a chillar. Si tuviéramos herramientas para detectarlos, habría que desplazarlos del resto porque no van a razonar, algo que en la práctica es complicado. Otro indicador de que la masa se va a desmadrar es cuando hay mucha gente contra una puerta, por ejemplo, y se forman olas, movimientos en círculos en los que se pierde la orientación.
¿Quiénes sufren más el pánico, los hombres o las mujeres?
Los hombres tienden a ayudar más en cuanto a la fuerza y las mujeres en cuanto a la evacuación. En un fuego ellos lo apagarían y ellas sacarían a la gente. En general se supone que a más edad, experiencia y formación, más autocontrol.
¿Nos damos cuenta del riesgo de algunas fiestas de la Comunidad con pirotecnia o Cremà?
La persona piensa: me voy de fiesta, hay riesgo. En función de la cultura o las creencias decidirá. En la Comunidad Valenciana, como no ha habido experiencias negativas importantes en las fiestas, se minimiza el riesgo y se maximiza la diversión. El cerebro se decide por esto último. Si a ello le sumas el consumo de alcohol, ¿qué hacemos? Luego están los que vienen de otras provincias que como no pasa nada se meten en medio y si ocurre algo la histeria se puede desencadenar. La conclusión es que tenemos que saber donde nos metemos y que hay riesgos. La psicoeducación en colegios, asociaciones y colectivos sería fundamental. También intentar averiguar dónde están las salidas siempre que vayamos a eventos con mucha gente. Lo ideal sería señalizarlas con focos y flechas.
