El Ministerio de Agricultura comunicó en febrero al Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura que sólo podría enviar a la cuenca del Segura y el Campo de Elche un total de 11 hectómetros de agua para riego al mes, lo que supuso un recorte del 50% sobre el caudal idóneo, lo que comprometió el futuro de la cosecha de las hortalizas de verano.

La sequía en la cabecera del Tajo-Segura (Entrepeñas y Buendía) ha aumentado en las últimas semanas la presión sobre el trasvase debido a la progresiva caída del nivel de agua embalsada, que esta semana está en los 586 hm3, cerca de 300 hm3 menos que el año pasado y a 185 hm3 de que el trasvase se cierre y no pueda salir ni una gota hacia la provincia.

La nueva ley del trasvase Tajo-Segura elevó en 2014 la reserva a los 400 hm3 (antes 240 hm3), complicando el envío de agua en los ciclos se sequía como el actual. La falta de lluvias amenaza, por tanto, al riego agrícola y ha obligado también a multiplicar la producción de caudal desalad en las plantas de Agua Amarga y San Pedro del Pinatar.

El problema, según apuntan los expertos, es que los embalses de cabecera del Tajo se construyeron en una zona donde el régimen de lluvias es muy similar al de las comarcas de la provincia de Alicante donde menos llueve. El Instituto Universitario de Geografía ha apuntado que la solución está en gestionar mejor el Tajo, donde hay caudal de sobra.