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Los fumadores se resisten

Universitarios enganchados al tabaco ni se plantean dejarlo porque no sienten sus efectos

Los fumadores se resisten

«Estoy dejándolo, fumo uno o dos al día desde hace un par de semanas. Antes llegaba al paquete cada dos días. Ahora no compro y no fumo». Oxana, estudiante de Trabajo Social, colaboró ayer con la campaña de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y el vicerrectorado de Campus y Sostenibilidad por conseguir un día sin humo en la UA, pero su actitud no fue la mayoritaria.

Los fumadores empedernidos se resistían. Aunque a lo largo de la jornada 30 estudiantes de Geografía, Marketing y Enfermería, como Marina Mateu, repartieron hasta 50 kilos de fruta en forma de brocheta con manzana, fresa, platano y pera a cambio de un cigarro, buena parte fue para no fumadores: «Damos fruta también a los que no fuman como una gratificación. Muchos a los que hemos preguntado no fuman, lo que es buena señal, pero los que fuman no quieren dar su cigarro a cambio, dicen que el tabaco está muy caro y tampoco vas a forzarles. Tiene que salir de ellos, de su voluntad que quieran tener un poco mas de salud», explicaba Patricia Escoriza con una bandeja a rebosar de brochetas.

En una carpa de AECC, un platillo recoge los cigarros rotos de los más voluntariosos, y mientras Rosario Sepulcre trata de concienciar sobre los beneficios de dejar de fumar, el psicólogo Javier Murcia les mide su nivel de CO2. «46 unidades por millón es lo más elevado que nos ha dado. Es un nivel de riesgo máximo. Los fumadores habituales lo tienen entre 16 y 19, y los que no fuman, entre 0 y 6».

A José Ramón Martínez, del vicerrectorado, le ha salido 3 tras 15 años de no fumar pero Blanca, de Ingeniería Civil, no sale tan bien parada.

Fuma cinco al día y asegura que si quiere, lo deja, pero que no se lo ha planteado. Tras la prueba del coxímetro cambia de opinión. Le ha salido naranja, es decir, mayor riesgo que un no fumador de sufrir neumonía, bronquitis, o una tensión arterial más elevada además de dormir mal».

Miedo a acercarse

En otra de las mesas de la carpa Marcos Lucía Blanco, enfermero titulado, promociona la primera app online y gratuita nacional para dejar de fumar con un especialista que hace un seguimiento durante todo un año: quierodejardefumar.enfermeriacomunitaria.org

Desde esta web se logra el permiso para bajarse la aplicación, que consta de nueve sesiones o pasos tras los que se puede considerar uno ex fumador, un año después. Los métodos que se proponen son los conocidos: pastillas, parches o chicles, que deberá recetar después el médico de cabecera, pero incluye a su vez consejos, consultas cuando se necesite ayuda, y la firma de un contrato de abandono ficticio para sentirse vinculado, como explica Marcos Lucía.

El objetivo de la campaña es que los estudiantes «tomen conciencia de que, independientemente de que se sientan con energía y no noten los efectos del tabaco, porque son jóvenes, pueden conocer la cantidad de oxígeno que llega a sus pulmones en cada respiración y darse cuenta de los primeros efectos».

Rosario Sepulcre admite que «a los muy fumadores les da miedo acercarse pero aquí lo medimos como algo anecdótico porque dejando de fumar, al cabo de una semana se recupera el nivel rápidamente -a no ser que el pulmón ya esté dañado- y eso motiva mucho.

Al lado, otras compañeros animan el ambiente a base de ritmos de batucada y aerobic.

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