Con luz y calor, 30 grados a media tarde , salieron ayer a las calles de Alicante las cuatro procesiones del Lunes Santo con sus nueve pasos, entre ellos El Morenet de los Hombres del Mar, que despierta gran admiración entre los alicantinos, por su antigüedad, ya que esta imagen que desfila recostada sobre una cruz y envuelta en una red de pescador data de finales del siglo XV, y por su originalidad, la que le da el color tostado que la escultura, de autor desconocido, ha ido adquiriendo con el tiempo, los repintes y las velas.

Una Semana Santa más, cientos de personas se congregaron en el Raval Roig, el barrio alicantino de pescadores, para contemplar las maniobras y giros con que la veintena de costaleros que portan el trono lo extrajeron de la escondida ermita de Virgen del Socorro, y se quedaron hasta entrada la noche para ver su regreso por la pasarela del Postiguet, con la imagen de Jesús recortada sobre la playa. Sin embargo, hubo quejas pues se adelantó media hora sobre el programa y muchos se lo perdieron.

El Morenet, que recorrió el Casco Antiguo y la Rambla precedido por la Banda de Cornetas y Tambores de Tómbola y con una auténtica riada de cofrades con vesta azul Alicante, entre ellos muchos niños, estrenaba un nuevo faldón corto para el trono y un pequeño árbol, un bonsai, como homenaje y recuerdo a los cofrades desaparecidos. A juego con las vestas, el adorno floral de tulipanes azules, y sobre el paso 18 rosas blancas para celebrar la mayoría de edad de la hermandad, refundada en 1997, aunque su origen se remonta a la primera cofradía de pescadores que tuvo alicante, la de San Andrés y Santiago, que data del siglo XVIII. La agrupación musical San Francisco de Asís cerraba la procesión, en cuya presidencia iba el alcalde, Miguel Valor, fiel con El Morenet, con el que sale todos los años. También desfilaron Gabriel Moreno, candidato a la Alcaldía por el PSOE; Fernando Llopis, de UPyD; y como damas de mantilla las concejalas Oti García-Pertusa y Mari Ángeles Goitia. Iban también numerosos representantes de la Marina y de las cofradías de pescadores de la ciudad, así como la Policía Nacional. Los costaleros bailaron al Cristo a su paso por San Nicolás entre una salva de aplausos.

Poco antes de que los costaleros ascendieran de regreso con El Morenet por la pasarela de la playa, se celebraba el Encuentro entre la Virgen del Consuelo y el paso de El Prendimiento, ambos del escultor Antonio García Mengual, en la Plaza del Ayuntamiento. Fue la culminación de una de las procesiones que empiezan más lejos del centro de Alicante, puesto que la hermandad de El Prendimiento, fundada en 1996 por un grupo de funcionarios del antiguo Hospital Provincial, inició su recorrido poco antes de las 18 horas a las puertas del Museo Arqueológico abriendo el Lunes Santo.

La banda de cornetas Virgen del Consuelo fue anunciando el paso por las calles de El Lavatorio, un trono a ruedas con la escena de Jesús lavándole los pies a San Pedro con San Juan y Santiago como testigos. Después llegó El Prendimiento, con Cristo y un soldado, a hombros de costaleros, en un paso que llevaba la medalla de Mayordomo de Honor de la cofradía California de Cartagena, y con un gran olivo entre calas rojas. En tercer lugar, Nuestra Señora del Consuelo, con su llamativo manto verde y dorado, portada por mujeres. Anunciaba los pasos la música de la Filarmónica de Callosa. En el acompañamiento iban el delegado de Defensa en Alicante, José Carlos Martínez; el jefe de la Policía Local, José María Conesa; y el edil Antonio Ardid. La procesión, a su llegada a la plaza del Hospital Viejo, fue recibida por Jesús del Gran Poder. El paso, que participa el Miércoles Santo, salió de su sede, la parroquia de la Misericordia, para «saludar» a la procesión.

Con 240 hermanos de fila, 47 damas de mantilla, 110 costaleros y 38 hermanos de tambores tomó el Casco Antiguo la hermandad Agustina casi a la misma hora en que la procesión de El Morenet lo abandonaba. La primera imagen en asomar de la cancela de la ermita de San Roque fue Nuestro Padre Jesús Despojado de Sus Vestiduras, la imagen titular, obra del imaginero de Cox Ramón Cuenca, que luce sobre un trono tallado por el orfebre Juan Angulo, de Córdoba.

El Despojado, un Cristo atlético, destacaba de pie en el trono decorado con flores moradas y rojas. Llevaba ayer una saya obra de su vestidora, Isabel Mañas, y portaba la reliquia del Papa San Juan XXIII. Tras salvar escalones y callejuelas, los costaleros descendieron, al son que marcaba la agrupación musical Cruz Roja de Tobarra, al Convento de las Monjas de la Sangre para «recoger» a los otros dos pasos de la hermandad, Nuestra Madre del Amor y del Buen Consejo, obra de Ramón Cuenca, que iba con la Sociedad Musical L'Harmonia, y el trono de la Cruz a hombros de los niños y adolescentes de la escuela de costaleros, que llevaba el relicario de San Agustín, en un portarelicario realizado por un orfebre de Orovio de la Torre (Ciudad Real). Como la nueva cruz de guía del cortejo.

La Virgen, engalanada con una saya bordada por sus vestidoras, portaba en el cinto la medalla de la hermandad de la Santa Cena, con la que está hermanada la cofradía. En sus manos, un rosario de perlas de nácar bendecido por el Papa Juan Pablo II y sobre el trono una reliquia del agustino San Alonso de Orozco. Compartían la presidencia eclesiástica Jaime Sepulcre, director del colegio San Agustín de Alicante, y Juan Manuel Paniagua, consiliario de honor. El Encuentro de los tres tronos en la plaza de Abad Penalva ante la Concatedral de San Nicolás, al finalizar la estación de penitencia, destacó como otro de los momentos emotivos.

La última procesión en salir a las calles fue la Humildad y Paciencia, con un original protocolo como es el del «Clamator». Ayer fue la edil de Comercio, Belén González, vestida de dama de mantilla, la que golpeó las puertas de Nuestra Señora de Gracia para que se abrieran y pudiera salir a las calles esta hermandad fundada en 1996 por iniciativa de los comerciantes de la zona centro. Primero asomó el Cristo de la Humildad y Paciencia, del imaginero Hernández Navarro que estrenaba su paso de cedro real recién terminado, en medio de una nube de incienso y de una riada de hermanos de fila con hábito monacal. El trono, que pesa mil kilos, lleva los costaleros debajo. Ha sido labrado durante cuatro años en Sevilla. Acompañaron la procesión los concejales Adrián Santos, Luis Barcala y Mari Carmen de España, de negro riguroso.

Este año APSA es cargo de honor del Cristo por su labor a favor de los discapacitados, y Protección Civil del paso de la Virgen de las Lágrimas, cuyo palio llevó dos cirios. Uno dedicado al 500 aniversario de la parroquia de Gracia, que primero fue un convento franciscano en la plaza de la Montañeta, y el otro por la provincia que se acaba de formar en España y Portugal de los Franciscanos de la Inmaculada Concepción. El adorno floral de ambos tronos fue obra del mayordomo de la hermandad, Francisco José García, flores rosas y moradas entre los cirios del Cristo, y velas rizadas que hacían resaltar el palio berenjena de la Virgen. La banda de cornetas de Nuestra Señora del Dolor de Hellín estrenó la marcha compuesta para la hermandad, «Lágrimas de la Humildad», que sonó en la Carrera Oficial, en la que entró puntual. La entrada de la procesión por la Puerta Negra de San Nicolás fue uno de los momentos más bonitos ya que en la Concatedral se celebró la estación de penitencia con la coral interpretando el himno.