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Más de cien años de memoria

La irlandesa Jean McKeown, que acaba de cumplir 101 años en El Campello, fue una de las primeras mujeres en estudiar en la universidad en Belfast y sirvió como enfermera en la II Guerra Mundial

Jean, con su hija Christine, celebrando su 101 cumpleaños. HÉCTOR FUENTES

Llevar una vida sencilla, disfrutar, comer copos de avena y beber mucha leche, pero, sobre todo, trabajar muy duro. Son los secretos para superar los 100 años de vida. Así lo asegura la irlandesa Jean McKeown, quien el pasado sábado celebró su 101 cumpleaños en una residencia de El Campello donde está establecida desde el mes de diciembre, aunque lleva viviendo en esta ciudad alicantina la friolera de 35 años.

Pero su historia va más allá de sus 101 años de vida. Fue una mujer pionera en su época. Una de las primeras en estudiar en Queen's University Belfast. Allí se graduó como licenciada en Geología y Francés, según relata su única hija, Christine McGough McKeown. También fue subdirectora de varios colegios católicos en Londres como «The Cardinal Wiseman Catholic School» y «Bishop Challoner School», entre otros.

Sus ojos han sido testigos de todo un siglo de historia con vivencias tan duras como la II Guerra Mundial. Un conflicto sobre el que Jean no le gusta hablar mucho y donde sirvió como enfermera en Coventry, ciudad del centro de Inglaterra. Una zona donde «cayeron muchas bombas» cuenta Jean. De aquella época solo recuerda, «o quiere recordar» señala su hija, que se vio en la «obligación» de ayudar. «Todo el mundo después de sus trabajos iba a ayudar en la guerra», destacó Jean. «No había tiempo de pensar nada más, ni siquiera en que la gente se moría», sentencia.

Se crió en la finca ganadera familiar que luego heredaron sus hermanos y ahora dirige un sobrino en el distrito de Ballymena, en Irlanda del Norte. En Belfast conoció a su marido Michael McGough. Según cuenta, se hicieron novios, lo dejaron y al cabo de los años se reencontraron y se casaron. Del matrimonio nació Christine que tiene dos hijos. Pero Jean tuvo 12 hermanos (de los que no vive ninguno) y tiene más de 30 sobrinos en Irlanda. Cuando se jubiló, ya viuda, se vino a El Campello y desde entonces vive en una zona donde lo que más le gusta es «el clima», asegura.

De su vida se queda con la infancia que vivió en la granja familiar y fue «muy buena», recuerda. De lo peor dice no acordarse porque «siempre he estado bastante contenta y si no, he hecho por estarlo».

Dedicada toda su vida a trabajar y a su familia, su hija cuenta que fue muy ahorrativa, que nunca gastaba en ella.

A pesar de su edad, Jean se encuentra bastante bien de salud, dice Christine. Solo tiene problemas de visión y ahora ya no puede andar desde que se cayó hace tres meses, lo que le obligó a trasladarse de su casa, en una urbanización en la playa de Muchavista, a la residencia. Hasta entonces, ella ha vivido sola. «De cabeza está perfecta» resalta la hija. Y no es la única de su familia tan longeva. Su padre vivió 103 años. Así que ha sido testigo de la evolución de la sociedad. Dice que se vivía mejor cuando ella era pequeña porque «la vida era más sencilla».

Christine, que vive en Madrid, intenta visitar a su madre una vez a la semana, y los veranos su madre los pasa con ella y su marido en una casa que tienen en la Zenia.

El fin de semana Jean ha disfrutado de la compañía de su hija y su yerno quienes, además, le llevaron felicitaciones de sus sobrinos de Irlanda, e incluso del presidente del país, Michael D. Higgins. Como regalo, también recibió una moneda de plata conmemorativa de los 101 años que el presidente irlandés le envió. Y es que, según su hija, es habitual que el país regale esta insignia a las personas que superan el siglo de existencia. Y a partir de ahora, y mientras viva, recibirá una cada año. El pasado, con motivo de su centenario, Irlanda la obsequió con 2.500 euros y también recibió una felicitación de la Reina de Inglaterra.

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