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La FP dual fracasa por la resistencia a pagar las prácticas

Institutos del nuevo modelo formativo empiezan a descolgarse por la poca respuesta empresarial

La FP dual fracasa por la resistencia a pagar las prácticas

La puesta en marcha de la Formación Profesional dual, que combina la formación académica en el instituto y las prácticas pagadas en empresas durante dos años, no acaba de levantar cabeza en la provincia.

En este segundo semestre del curso debía arrancar de forma oficial en toda la Comunidad el nuevo sistema educativo de formación profesional, pero los institutos de secundaria se están encontrando tantas dificultades que empiezan a tirar la toalla dificultades incluso entre los centros pioneros que hace un año dieron los primeros pasos. La resistencia de las empresas a pagar por unas prácticas que están acostumbradas a tener gratuitamente, lleva al fracaso la consecución de convenios para fijar la remuneración del alumno, como atestigua José Luis Belver desde el Instituto Cavanilles de Alicante.

«Está costando. Hay empresas que lo que ofrecen no es más que una ampliación de horas de las prácticas clásicas que no se pagan. Eso desvirtúa el sentido de la Formación Profesional dual», apunta el director del Instituto Canastell de San Vicente, Carlos Navas, uno de los pocos que ha logrado algún contrato con empresas pese a los escollos. Hospitales privados y geriátricos para estudiantes del ciclo de Sanidad; concesionarios de coches para los de Automoción; maquinarias de envasados para los de Mantenimiento; instalación de placas fotovoltaicas para los de Energías Renovables; o reparaciones náuticas de recreo para los de Embarcaciones deportivas, son empresas con las que este instituto ha logrado una decena de convenios, de los únicos de la provincia entre los 82 centros de FP.

El sistema dual persigue el contacto real del alumnado con el mercado laboral relacionado con su formación y, a cambio, recibe una remuneración. De momento las pocas empresas implicadas se comprometen a pagar entre 180 y 300 euros al mes, al tiempo que modelan un futuro trabajador desde que empieza a estudiar la FP durante 20 meses y sin compromiso de un contrato al término de las prácticas.

La reticencia de las empresas responde tanto a su costumbre de disponer de alumnos ya formados a los que no paga por las prácticas, como a lo farragoso de la documentación que exige Educación para acreditar los convenios, «un mínimo de cuatro meses», como lamentan desde los propios centros. La diversidad de las propuestas que cada instituto plantea a las empresas contribuye a bloquear el proceso. «Educación lo debería clarificar - se quejan-. El papeleo es lentísimo».

Abandono

Incluso hay institutos que se conforman con convenios en los que no se paga al alumno, «pero en estos casos el estudiante abandona a los dos meses, porque una cosa son dos meses de prácticas al final de dos cursos de formación y otra muy distinta estudiar por las mañanas en el instituto y por las tardes ir a la empresa de forma continuada. Eso no hay quien lo aguante sin recibir nada a cambio y se convierte en mano de obra por la que no se pagan ni siquiera los traslados», demandan.

Desde la conselleria admiten que «la participación de las empresas es primordial para implantar este nuevo modelo», y aseguran trabajar con la Confederación Empresarial Valenciana en esta línea, aunque apenas un centenar de toda la Comunidad han formalizado algún convenio.

«La FP dual solo tienen sentido si las empresas cambian el chip», concluye el profesor Belver. «Cambiar de sistema va a ser muy difícil y duro porque la FP clásica funciona muy bien».

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