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El Consell y el PP se volcarán para mejorar la imagen de Alicante y enterrar la era Castedo

La Generalitat ofrece colaboración absoluta al nuevo alcalde en una ciudad que considera clave

Dos operarios ultiman los preparativos para la toma de posesión de Miguel Valor. pilar cortés

Alicante abre hoy una nueva etapa con la llegada de Miguel Valor a la Alcaldía. Lo hace en un momento muy complicado. La imagen de la ciudad está en horas bajas a raíz de las investigaciones por supuesta corrupción que afectan a sus dos más recientes mandatarios: Luis Díaz Alperi y, singularmente, Sonia Castedo, por el impacto que ha tenido su situación judicial. Y, además, en los últimos tiempos la colaboración tanto con el Consell como con el Gobierno de España no pasaba por sus mejores momentos. Nadie quería hacerse una «foto» con Castedo para que luego, a su vez, esa imagen diera la vuelta a España. Ahora todo eso va a cambiar. La intención tanto de la Generalitat como del PP es abrir una vía de «colaboración absoluta» con el nuevo alcalde en una ciudad que se considera «clave» para el resultado de las próximas elecciones e, incluso, ya están en marcha contactos para que se note un cambio de actitud desde Madrid hacia la capital alicantina.

El interés es máximo. Tanto que, sin ir más lejos, el jefe del Consell, Alberto Fabra, ordenó modificar esta semana la sesión de control en las Cortes -pasó del jueves como es habitual a ayer en una decisión inédita en esta legislatura- para poder asistir a la toma de posesión de Miguel Valor junto, entre otros, a las conselleras Asunción Sánchez Zaplana -una de las aspirantes a liderar la lista municipal del PP- e Isabel Bonig, su número dos en el partido. Acudirá también el vicepresidente José Císcar, también líder del PP de Alicante acompañado del segundo de a bordo de los populares en la provincia, José Juan Zaplana. Evidencia de ese nuevo rumbo. Otro botón de muestra. El próximo 22 de enero el presidente de la Generalitat inaugurará el bar del centro cultural Las Cigarreras en lo que será uno de sus primeros actos junto a Miguel Valor. Hace unos meses, como se recordará, Alberto Fabra llegó a plantar a Castedo en el primer acto oficial organizado con motivo de la Volvo Ocean Race. Ahora eso ya no se va a producir.

Habrá, como confirmaron fuentes del Consell, «línea directa» entre Valencia y Alicante. Los populares necesitan rebajar al máximo la tensión y tratar de lavar la imagen de la ciudad. Volcarse en un enclave decisivo para los comicios del próximo 24 de mayo, una cita en la que, por vez primera en dos décadas, está en juego el control de la Generalitat y de decenas de municipios. La capital alicantina, apuntan los estrategas del PP, es clave no sólo por su importancia en el resultado electoral sino también para evitar un mayor deterioro de las siglas populares. «Cualquier cosa que ocurre en Alicante tiene a su vez un impacto en el resto de la provincia», apuntaron estas mismas fuentes. Así que la capital alicantina se convertirá en un objetivo prioritario no sólo del Consell sino también de la acción política del PP, hasta ahora centrada en una precampaña de corte institucional. «Miguel Valor va a recibir un apoyo casi unánime desde todos los grupos del PP y desde todas las administraciones», zanjaron.

Para cerrar el círculo, sin embargo, se tiene que mover en esa misma dirección el Gobierno de Madrid. Cabe recordar, por ejemplo, el episodio que se produjo el día de la inauguración del AVE cuando el reportaje fotográfico oficial de Moncloa «cortó» a Castedo junto a Mariano Rajoy. O como la «presencia» de ministros en Alicante -un indicador que mide el grado de peso de la organización popular en el conjunto de España- ha quedado reducida a la mínima expresión. Todavía entre bambalinas, altos dirigentes del PP mantienen contactos con Madrid para levantar ese veto y que se registre una mayor actividad del Gobierno Central en Alicante. Entre dirigentes populares se ha extendido el convencimiento de que esa petición se atenderá de cara a la cita con las urnas. Se trata, en definitiva, de cambiar por completo el decorado de la escena política de Alicante. No sólo darle una mano de pintura sino pasar página y enterrar la etapa de Sonia Castedo.

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