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La sequía y el cálido invierno agravan la plaga de procesionaria

El Ayuntamiento asegura que ya ha actuado en los montes y que estudia nuevas intervenciones

La sequía y el cálido invierno agravan la plaga de procesionaria

El invierno cálido y la sequía tienen su efecto sobre la proliferación de nidos de procesionaria en los montes de la ciudad y los pinares que rodean a los castillos de Santa Bárbara y San Fernando. La situación genera quejas entre los vecinos que pasean por estas zonas y desde el Ayuntamiento sostienen que ya se fumigaron los pinares hace un par de meses. Ahora se plantean nuevas actuaciones para tratar de frenar la plaga que, tal y como confirman desde Medio Ambiente, se deja notar en estas fechas con más incidencia que otros años.

«Los tratamientos no son efectivos al cien por cien y estamos realizando revisiones para ir eliminando los focos», sostienen desde el área de Atención Urbana, que es la encargada de llevar a cabo los tratamientos en los pinares de la ciudad. Las mismas fuentes indican que las temperaturas cálidas del invierno favorecen que la aparición de los nidos se adelante y aseguran que la intención es actuar de inmediato para evitar que se agrave el problema.

Por parte del área de Medio Ambiente inciden en la necesidad de «atajar» el problema y aseguran que la sequía también tiene su efecto sobre la proliferación de la procesionaria. En esa línea, el concejal del área, Luis Barcala, sostiene que «el año ha sido muy malo» y agrega que en octubre se realizó una actuación de fumigación tanto en los pinares de la ciudad como en los montes, estos últimos dependientes del Consell. Explica que desde su área están en contacto con técnicos de la Conselleria de Medio Amiente y de la Mancomunidad de l'Alacantí para determinar las actuaciones a llevar a cabo para atajar la plaga y asesorar también a los operarios de Atención Urbana. Según Barcala, la presencia de los nidos se deja notar con más incidencia que otros años tanto en el entorno de los castillos como en los montes de Orgegia y Serra Grossa. En cuanto a los perjuicios de esta plaga, el edil destaca que «no sólo afecta a los árboles, también a las mascotas» por lo que agregó que «hay que tomar medidas».

En el caso de los pinos de colegios y aquellos más accesibles, desde Atención Urbana explican que se inyectó insecticida hace unos meses mientras que en las masas forestales del Benacantil y el Tossal se rociaron. Ahora, los técnicos aseguran que supervisan las zonas de arbolado para detectar los focos y retirar las bolsas de orugas de la copa de los pinos. Mientras, desde Medio Ambiente estudian otras posibles medidas a adoptar para evitar la proliferación de las orugas en los próximos meses.

Además de la procesionaria, los alrededores de los castillos de la ciudad sufren los efectos de la sequía y del vandalismo. En el caso de Santa Bárbara, desde la asociación Alicante Vivo denuncian la «dejadez» y la proliferación de los grafitis en los muros que dan acceso a la muralla. Desde la agrupación recuerdan que, tal y como informó este diario, la fortaleza permaneció cerrada durante cuatro días en el periodo navideño y aseguran que se ha reabierto «a medio gas». Al respecto, apuntaron que durante una visita realizada al monumento el pasado domingo encontraron «salas cerradas, audiovisuales apagados, paneles de las torres cerrados con llave y vitrinas sucias».

«Parece que en esta ciudad cuando se empiezan a preocupar por un castillo se abandona el otro», sostienen desde Alicante Vivo en referencia a las últimas actuaciones para mejorar el entorno del castillo de San Fernando tras el aluvión de quejas ciudadanas por el abandono de la zona. Como avanzó este diario, en este último monumento se llevó a cabo una intervención integral a primeros de diciembre para retirar los grafitis. Semanas después han aparecido nuevos grafitis sobre los muros limpios y recién enlucidos.

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