Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A pie de calle

Reconocimiento internacional

La rehabilitación de una casa en el Barrio realizada por un despacho ilicitano de arquitectura recibe una prestigiosa distinción

Dos imágenes de la casa situada en el Barrio de Alicante y que ha sido rehabilitada por un estudio de Arquitectura ilicitano. información

El azulejo ha supuesto para los profesionales del estudio Rocamora Arquitectura una importante mención en uno de los premios de cerámica más importantes a nivel internacional organizados y promovidos por ASCER (Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos) y financiados por la Unión Europea, que pretenden destacar aquellos proyectos de arquitectura e interiorismo que hagan un mejor uso de los pavimentos y revestimientos cerámicos fabricados en España.

El estudio de arquitectura ilicitano, con Ángel Rocamora a la cabeza y con la colaboración de Elena Umbert, presentó al certamen la reforma de una vivienda que se ha acometido en el Barrio de Alicante, y en el que el empleo del azulejo en la fachada es uno de los elementos más destacados. «Se trataba de recuperar una vivienda en estado de ruina en la que pretendíamos crear un nuevo hogar y fundir dos casas dentro de un una», indicó Elena Umbert, quien aseguró que uno de los retos más importantes del trabajo fue conseguir la habitabilidad de un edificio con una geometría en dimensiones muy pequeñas.

Los impulsores de la reforma aseguran que el material empleado en el revestimiento de la fachada «conecta con la tradición del azulejo y con los usos mediterráneos. Además, hemos intentado crear con ello una nueva pieza sobre cada fachada».

De hecho, en la memoria que los arquitectos presentaron a los premios y que detalla paso a paso las actuaciones realizadas, ocupa un importante hueco el tema de la fachada. Los responsables de la rehabilitación desgranaban la actuación en esta zona asegurando que «sobre la fachada, las perforaciones se distribuyen estratégicamente para, según el caso, iluminar el escritorio, servir de apoyo con luz natural a la zona del sofá, iluminar íntimamente la zona del baño o en el caso del torreón de cubierta, funcionar como un gran lucernario principal que impregna de luz, degradándose en altura, a la práctica totalidad de la vivienda. Toda estas suerte de huecos de fachada, estratégicamente estudiados, funcionan como ventilación cruzada, higiénica y revitalizante, circulando el aire entre sus fachadas norte y sur. Hacia la calle, la premisa de esta serie de huecos es la de ganar, mediante rasgaduras y abocinados, diferentes situaciones como son la de alcanzar los primeros rayos de sol del Este, tener miradas rasantes hacia la entrada a la calle San Roque, o evitar alfeizares donde poder apoyar y encaramarse sobre los huecos de fachada, con un afán protector. Aquí los huecos construyen la mirada oblicua, la fachada se modela para poder descongestionar la situación física y constreñida que le viene impuesta por su configuración urbana».

Además, se especifica que esta fachada, y sus huecos, «en su contacto con el espacio público se protege mediante un chapado de azulejo estampado, que nos acompaña y escalona según subimos las escaleras de la calle San Roque, fachada lateral y por último calle Navíos. El azulejo chapa el zócalo de la vivienda, se encarama a la fachada y se adentra en sus huecos, jambeándolos, adaptándose con perfección geométricas a la serie de planos abocinados que conforma sus alzados. Este zócalo azulejado y la imagen formal del continuo de huecos horadados en el macizo de fachada, protegidos con enrejados de chapa metálica estirada, permeable, le confiere una imagen mediadora entre la tradición del lugar y la vocación decididamente contemporánea». Sin duda, una obra singular.

Compartir el artículo

stats