Un pasacalles con disparo de cohetes el 7 de abril de 1928, Sábado de Gloria, en la plaza de Gabriel Miró. Éste fue el primer acto oficial que celebraron las Hogueras de Alicante el año en que José María Py fundó la fiesta del fuego, hoy de Interés Turístico Internacional con 91 monumentos en las calles el próximo mes de junio y más de sesenta barracas. Porque la comisión de Plaza de Gabriel Miró, hoy formada por un tranquilo y familiar grupo de festeros que pasan los días grandes a la sombra de los ficus centenarios, tuvo el honor de ser la pionera al inscribirse entre el grupo de fundadoras, aunque hace 86 años se llamaba Plaza de Isabel II. Cronológicamente, fue la primera que presentó solicitud de plantà, el 30 de abril de aquel año, firmada por el abogado Manuel Pérez Mirete, y la primera en conseguirla, de acuerdo a los expedientes que figuran en el Archivo Municipal de Alicante.

Aquella hoguera de 1928 se basó en un boceto de Lorenzo Aguirre y llevaba por lema «Les presidensies de Torrejón», un personaje poderoso y popular entonces en Alicante. Tenía el monumento un remate giratorio y lo plantaron entre las cuatro esquinas, junto al Casino y la Casa Arques. Ganó el segundo premio, dotado con 600 pesetas, según recuerda Alicante Vivo. «Somos una hoguera histórica, la decana, la primera, es un orgullo. Y también el sitio que tenemos», afirma la presidenta desde hace 11 años, Pepa Rosa Merino.

Porque, además del monumento del distrito, la emblemática plaza ajardinada de Alicante presidida por la escultura de La Aguadora -a cuya modelo, Susana Llaneras, hicieron un homenaje tiempo atrás-, acogió durante muchos años la entrega de recompensas a los festeros y cada 21 de junio es escenario del homenaje al escritor que le da nombre, presidido por la Bellea del Foc, que se recoge en las revistas oficiales de la Fiesta. Al más reciente acudió como cabeza de la Fiesta Patricia Gadea, hija de la única Bellea del Foc que tiene la hoguera, Mercedes Martínez de la Mata, a quien el propio José Ángel Guirao, cuando era presidente del distrito, le propuso representarlo cuando la vio entrar a por cambio a su tienda de ultramarinos.

«Estoy contentísima porque van pasando los años y seguimos plantando. Somos los más antiguos, y yo la mayor de todos», apunta la veterana de la hoguera, Magdalena Piqueras, de 75 años, que llegó en la década de los 70 cuando su suegro, Antonio Ibáñez, era el presidente. «Mi marido también estaba en la hoguera, y mis hijos, que eran pequeños. Entonces no era como ahora, mi marido cobraba las cartillas, y el monumento no valía tanto como en la actualidad, que es mucho más sacrificado, porque además ninguno vivimos en el barrio. Nos gustaría que entrara más gente, de nuestro carácter, buenas personas». La veterana recuerda que hace cuarenta años no hacían tantas actividades y carecían de racó en Hogueras, «ahora lo tenemos en la misma plaza de Gabriel Miró, un sitio más que privilegiado, dicen que el mejor de Alicante, debajo de los árboles», dijo en referencia a los ficus centenarios.

«Lo pasamos muy bien en el racó y cada vez viene más gente», añade la presidenta. Sin embargo, es el monumento lo que les quita el sueño, llevándose la mayor parte del presupuesto que consiguen con lo que aportan los propios festeros a través de sus cuotas y el beneficio de lotería, unos 500 euros al año los adultos y cinco euros al mes los infantiles. Porque sólo tienen siete cartillas de vecinos, que aportan tres euros al mes, en un barrio, sobre todo, de oficinas.

Poco a poco han ido mejorando la foguera, que nunca en su historia han dejado de plantar, «aunque fuera con cuatro cajones», y que en la actualidad montan en la esquina de la plaza con Rafael Terol y El Cid. De Sexta han subido a Tercera categoría de concurso, con los artistas Manuel Algarra y Paco Martínez. «El reto sería plantar en Especial, aunque lo vemos difícil», admiten. De momento cuentan con la colaboración de Enrique Pérez, dibujante de INFORMACIÓN, que les hace las viñetas de la foguera gracias a amigos comunes, «y eso ha generado un gran movimiento en Hogueras ya que mucha gente viene a verlas».

Les encantan las tradiciones y hacer pasacalles con música de dolçaina por el distrito antes de ir a la mascletà. Tuvieron que prescindir de la despertà ya que no pueden tirar petardos entre los ficus centenarios, aparte de que «a las ocho de la mañana veníamos y estaba todo lleno de orines, no era agradable», y redujeron la iluminación del distrito por la crisis. Un déficit que compensan con la calle adornada, que les ha dado premio en los dos últimos años, una sobre chuches con piruletas y gomaeva, y otra, «La Pepa», con macetas de flores. Y ahora que llega la Navidad, se vuelcan con los niños con la tarde fiesta de Nochevieja, a la que van con pajarita y bombín, y con el belén.