Asoman las primeras luces del día. El cadáver de una chica joven ha sido hallado en el campus de la Universidad de Alicante, concretamente en la zona conocida como el «parque de los patos», frente a la Facultad de Derecho. El área ha sido acordonada y, poco después llega un equipo de policía científica que se enfunda en monos blancos y empiezan a recoger indicios e inspeccionar el cuerpo, con patentes marcas de violencia, tendido en la hierba. Alrededor hay huellas de zapatos, una manta de picnic, restos de la ropa de la chica muerta... y, algo importante, una piedra con restos de sangre que «con seguridad es el arma del crimen», indica una de las investigadoras. Todo está siendo grabado en vídeo por un miembro del equipo para una inspección posterior más minuciosa y poder reconstruir en detalle el dramático suceso.
Toda la escena parece estar sacada de la serie televisiva CSI, y el escenario estremecería a los presentes si no fuera porque, en realidad, es una recreación llevada a cabo por un grupo de alumnas de cuarto curso de Criminología de la UA, en una práctica de la asignatura optativa «Policía Científica y Laboratorio Forense» que dirige el profesor Fernando Rodes.
El guión y la puesta en escena está a cargo de las alumnas Sandy Caicedo, Saray Zafra, Nataly Versluy (que visten mono blanco), Mirian Tomás (en el papel de la chica muerta) y Olga García, encargada de recoger todo en vídeo. «Ellas se tienen que encargar de plasmar en esta práctica los conocimientos teóricos y la metodología aprendida en clase», indica Rodes, que valorará posteriormente el vídeo grabado por las alumnas.
Las prácticas que hacen los estudiantes, cuatro diferentes y complementarias, son parte fundamental en el aprendizaje de la medicina forense. Una de las más atractivas, que realizan por grupos, es la grabación de un video sobre algún caso relacionado, como este de un asesinato, pero también puede ser un accidente de tráfico o una exhumación de restos, entre otros. Los estudiantes han de seguir siempre los protocolos aprendidos, ya que el objetivo de la práctica es ver la forma en que trabajan. El profesor apunta la importancia que tiene recoger adecuadamente los indicios biológicos (manchas de sangre, pelos, esperma...) en el lugar del crimen, conservar la cadena de custodia desde el punto de recogida en el lugar de los hechos hasta el laboratorio. «Insistimos mucho en qué tipo de indicio, cómo recogerlo en función del tipo de indicio?tienen que saber hacerlo. Y cómo tienen que grabar un video científico». En la filmación que han de hacer los estudiantes Rodes exige que se identifique el campus de la UA. Para su correcta ejecución, los alumnos disponen de todo el material que puedan necesitar, y que incluye monos, guantes, gafas protectoras, calzas, hisopos, tubos de recogida, etcétera, que les es suministrado por el Departamento de Psicología de la Salud de la UA, que dirige Rosario Ferrer.
Un libro guía
Fernando Rodes es autor del libro o manual «Laboratorio Forense», editado por Publicaciones de la UA, que aborda en treinta capítulos, cada uno de los cuales se corresponde con un tema de la asignatura, los conceptos básicos de ciencia criminalística, recoge todas las tecnologías del laboratorio forense, la forma correcta de recogida de indicios en el lugar de los hechos y remisión de muestras al laboratorio forense, además de detallar cómo se estudian una vez llegan a este.
Rodes se muestra orgulloso cuando señala que «el año pasado aprobaron el 100% con esta metodología, que consigue que se diviertan con las prácticas al mismo tiempo que aprenden».
Admite este profesor y médico forense que «series como las de CSI han influido mucho en el incremento de matriculaciones en el grado de Criminología». Y como en otras carreras, el género femenino domina de forma espectacular en el interior de las aulas.
