El silencio predomina en la torre de control del aeropuerto Alicante-Elche, ubicada en los alrededores de la antigua terminal 2, hoy en desuso. Frente a las pantallas, la atención se centra en el inminente despegue de un avión con destino a Madrid-Barajas. Abel, el controlador en servicio, habla con el comandante del vuelo, dándole las últimas indicaciones previas al permiso definitivo para volar. La rutina se vuelve a repetir poco después. Y así unas 150 veces al cabo del día, en la actual temporada baja. En verano, el aeropuerto alicantino llega a gestionar unas 300 operaciones diarias.

Desde casi un año, tras la liberalización de las torres de control en España, la empresa Ferronats se hizo cargo de la gestión del servicio en Alicante. «En este tiempo hemos controlado más de 63.000 operaciones, con nueve millones de pasajeros y un 97% de puntualidad», explica Gonzalo Cañete, director general de la compañía, encargada de las torres de control de nueve aeropuertos.

En Alicante, la responsabilidad de los controladores pasa por un cubo imaginario que va por el litoral desde Cabo de las Huertas hasta Santa Pola, aproximadamente. Fuera de ahí, todo está bajo el control de AENA (ahora, Enaire). «La clave de este trabajo es la coordinación, porque aquí está todo inventado, no podemos improvisar. Nuestra labor es realizar una gestión del tráfico segura y ordenada», continúa el jefe de torre en Alicante, Rogelio Pérez.

Ayer, el tráfico aéreo era bajo. Por eso, sólo estaba activo un controlador. «Trabajan un máximo de dos horas seguidas, luego deben descansar un periodo mínimo de media hora», explica Pérez. En verano, pueden estar simultáneamente frente a los radares y la «bahía» -donde se ordena la posición de los próximos vuelos a gestionar- hasta tres controladores. Y las 24 horas del día, porque el aeropuerto de Alicante no cierra por la noche. «Puede que no haya vuelos previstos, pero en cualquier momento puede hacer un avión desviado o que llegue un órgano para un trasplante», concluye el responsable del servicio.