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Otro comercio que se apaga

Electricidad Fuentes cierra tras más de 80 años en la alicantina calle San Francisco

Otro comercio que se apaga

Es como un pequeño museo, lleno de estanterías y mostradores antiguos, en los que guardaban, además de cables e interruptores, bombillas solares para farolas de tamaño gigante y otras de formas extrañas de moda en otras épocas; centenares de lámparas de un pedido del Ayuntamiento que se quedó colgado con el cambio de voltaje; viejas planchas de carbón; voltímetros de madera, incluso lámparas de araña, ya que Electricidad Fuentes, abierta antes de la Guerra Civil en la calle San Francisco, era uno de los pocos sitios que aún las reparaba a mano, y que arreglaba electrodomésticos. El lunes el local, de renta antigua, se quedará vacío en el enésimo cierre de un comercio emblemático en el centro de Alicante.

Este establecimiento se quedó anclado en el tiempo porque su propietario, Martín Fuentes, así lo quiso: en una máquina de escribir Olivetti han estado tecleando los pedidos hasta el final ya que no quería ordenador ni fax. También utilizó hasta antes del verano, cuando dejó de ir a la tienda por su edad, 99 años, la caja registradora de toda la vida, y sólo aceptó instalar un datáfono para pagar con tarjeta hace dos años, convencido por sus hijas, Nicole y Elena, «porque perdíamos ventas».

Fue su tío abuelo quien puso en marcha el comercio en la calle San Francisco, dónde ya sólo quedan dos negocios antiguos, una alpargatería de los años 40 y una papelería. Cuando el tío abrió otro establecimiento frente al Teatro Principal, la tienda de San Francisco pasó al abuelo de ambas y al jubilarse éste a su padre, que era el electricista del Hospital General, quien la ha regentado hasta este año.

«Él está muy triste. No quiere que le hablemos de la tienda, se enfada o cambia de tema. Le duele porque él tiene su vida aquí pero no podíamos hacer otra cosa. Con su contrato no teníamos derecho a nada», explica Elena. Se refiere a los arrendamientos de renta antigua rubricados antes de 1985, que en enero empezarán a perder su vigencia salvo que siga al frente del negocio el titular o su cónyuge, supuestos en los que quedan blindados hasta su fallecimiento o jubilación. «Las grandes superficies y la crisis se han cargado el pequeño comercio. Aquí vendíamos de todo, pilas, arreglábamos lámparas, cables, pero sólo con los clientes del centro no podemos subsistir. La puntilla ha sido el alquiler libre, él pagaba algo más de 400 euros en pleno centro y lo suben un 300%, a 1.200 euros o más. Es imposible pagarlo. No tenemos derecho a traspaso y aguantar por aguantar no tiene sentido porque el día en que mi padre fallezca tampoco nos renovarían el contrato».

Nicole y Elena han hecho también gran parte de su vida en la tienda. La mayor recuerda que su abuelo, antes de que cogiera su padre el negocio, no la dejaba entrar en la trastienda porque había ratas ya que hasta la época de Lassaletta el alcantarillado de la calle San Francisco era, dijo, «medieval», y que a finales de los 50, en las casas alicantinas había sólo una bombilla, normalmente en la cocina, «donde se estudiaba y se hacía la vida». Más tarde nació Elena, que después del colegio iba a la tienda, donde merendaba. «En agosto pedíamos a Barcelona los adornos de Navidad, llegaban en noviembre, eran lucecitas, muñequitas, y las elegía yo». Martín Fuentes fue amigo de Gastón Castelló y era muy conocido en Alicante. «Iba con su escalera (que aún conservan) por las casas, a hacer arreglos. Servía al Ayuntamiento las bombillas para las farolas del alumbrado público, y la instalación del ambulatorio de la calle Gerona la hizo él». También tenían aprendices, «que se hicieron grandes electricistas», y dos empleadas, Gloria Seva y Patricia Pastor, que han estado con ellos 36 años y 19, respectivamente, y que se han quedado en el paro.

Hasta última hora ha estado funcionando este negocio. Tuvieron incluso un renacer gracias a los estudios de cine de Ciudad de la Luz, que fueron allí a buscar material eléctrico de época para películas como«Manolete» o «La alquería blanca». Como interruptores antiguos de palomillas, y farolillos y plafones con acrílico de colores de los años 70. Y a través de su página de Facebook un teatro de Madrid les compró interruptores de palanca tipo «Frankenstein». Muchos clientes pasan estos días por la tienda para interesarse por lo que pasará. Las cosas (han encontrado hasta máscaras antigás de su padre de la época de la guerra) las han almacenado en un local de la calle Bazán que Elena y su marido quieren reabrir en unos meses como Electricidad Fuentes.

Pese a este cierre, desde la asociación de comerciantes Más que Centro destacaron que desde la implantación de la calle temática (las setas) han abierto 13 negocios nuevos en San Francisco, que dan puestos de trabajo, y que apenas hay locales vacíos.

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