Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los rectores citan la baja formación docente como uno de los males de la universidad

Gil Olcina concreta que el 50% de los catedráticos actuales no lo serían con otro sistema de selección - Ordónez considera que falta creatividad e innovación en las aulas

La deficiente formación del profesorado, porque el actual sistema de selección es «el peor de todos los tiempos», fue destacada ayer como uno de los problemas más serios de la universidad pública, en opinión de los rectores que han dirigido la Universidad de Alicante en sus 35 años de historia y que echan en falta más creatividad e innovación en las aulas.

Antonio Gil Olcina, en concreto, subrayó que el 50% de los actuales catedráticos no lo serían con anteriores sistemas de selección en los que participó activamente cuando sólo había 12 universidades en el país. «El 30% sería dudoso que lo fueran y sólo un 20% serían catedráticos con éste o con cualquier otro sistema de selección», precisó.

Andrés Pedreño abundó en que es necesario reinventarse a diario como docente y mucho más teniendo en cuenta la sociedad digital de nuestro tiempo. «La Universidad no puede ser analógica y se demanda la síntesis de conocimientos, no tanto la especialización. Hay que introducir la autocrítica y adaptarse a los ritmos y cambios para poder ser la universidad de nuestro tiempo, como diría Ortega y Gasset».

Salvador Ordóñez, por su parte, sugirió la necesidad de incidir en la creatividad e innovación en las aulas por parte de los docentes, además de mejorar la formación en comunicación e idiomas.

Reunidos en el Museo de la Universidad, invitados por Manuel Palomar, rector actual, en el marco del 35 aniversario de la institución académica, todos coincidieron en que los actuales planes de estudio también necesitan adaptarse a la realidad, pero rechazan que los cambios procedan unilateralmente del sector político: «Somos conscientes de que hace falta definir la universidad que queremos y apostamos por un modelo socialmente responsable, porque es más que dudoso que se alcance un pacto», indicó Palomar.

«Son necesarias una reforma de la formación y de la investigación -corroboró Ignacio Jiménez Raneda-, pero cualquier reforma desde el mundo de la política que no cuente con la participación activa de las universidades no tendrá un buen final». Salvador Ordóñez aportó que la financiación es imprescindible, parafraseando a Raneda sobre el retroceso de diez años en cuestión de investigación por culpa de los rectores «difícilmente recuperable en mucho tiempo».

Llegaron a precisar que en España se ha financiado una sexta parte de lo equivalente a lo que se invierte en EE UU en cuestión de investigación. «El que piensa que la universidad es sólo docencia se equivoca, -abundó Gil Olcina-, porque la universidad pública investiga y transfiere conocimientos».

En conjunto abogaron por usar la autonomía universitaria para ir reconduciendo problemas actuales como los de la calidad docente, los planes de estudios o la falta de cultura del esfuerzo, sin olvidar la íntima vinculación con el tejido empresarial de cara a una mejor empleabilidad estudiantil.

Compartir el artículo

stats