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El hambre, de regulador natural a una consecuencia del sistema

Barona critica que los gobiernos «se apartan» y dejan los efectos de la crisis a las ONGs

El hambre, de regulador natural a una consecuencia del sistema isabel ramón

«El hambre ha pasado de ser un regulador natural de la población a convertirse en una consecuencia del actual sistema», denuncia el catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad de Valencia Josep Lluís Barona, que ayer visitó el campus de la UA para presentar su libro «La medicalización del hambre». En la obra, el experto en alimentación disecciona el hambre desde la primera mitad del siglo XX hasta la pasada la década sesenta. «El libro, por desgracia, ha ido ganando en actualidad según fui escribiéndolo. Ahora da la sensación de que el Estado del Bienestar molesta a algunos, vivimos una situación vergonzosa», subraya el profesor.

Aunque, desde una perspectiva temporal, su libro concluye hace medio siglo, Barona asegura que las situaciones que describe se pueden aplicar a la situación actual. «Y ahora los gobiernos además se apartan, delegan en instituciones benéficas los efectos de la crisis», explica el profesor.

Aunque su radiografía comparativa cuenta con un punto «inédito». «Una parte de España tiene hambre, algo que ya se daba en la primera mitad del siglo XX, pero otra parte del país sufre las consecuencias de los excesos en la alimentación, con diabetes o colesterol», añade el autor, muy crítico con los gobiernos: «Tenemos todos los elementos para que no exista el hambre: conocimiento y alimentos. Pero la hay», concluye.

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