A 9.695 kilómetros de Alicante, en Lima esta mañana gris en la capital de Perú, me he levantado con la triste noticia de que el CHÓFER FIEL de los comisarios jefe de la Policía Nacional de Alicante, en los últimos 25 años, había fallecido.

Yo fui uno de los privilegiados de tener a Gerardo como acompañante, durante muchas horas en viajes por motivos profesionales, por la provincia y otros lugares de España. Su profesionalidad, discreción, seriedad y disposición para el trabajo era siempre encomiable. Su figura delgada y su presencia, junto a otros profesionales que como él, prestaban servicio a otros titulares de organismos estatales, autonómicos o provinciales, era muy apreciada por todos.

Gerardo Sánchez Gallego, el Policía que daba seguridad al Jefe del Cuerpo Nacional de Policía de la Provincia de Alicante en sus desplazamientos, y conducía el coche, solo hablaba cuando se le preguntaba. Su proximidad con todos con los que había prestado servicio, fue siempre muy estrecha. Escuchó dentro del coche oficial conversaciones profesionales de sus jefes, de carácter sensible o personal de importante transcendencia. Nunca filtró a nadie lo que escuchó, en los muchos años que fue Policía y trabajó en ese puesto de trabajo. Ninguno de los que ocupamos ese cargo de responsabilidad durante estas últimas décadas pudimos averiguar cuáles eran los puntos fuertes o débiles, las aficiones o manías de nuestros antecesores. Gerardo a cualquier insinuación o pregunta, respondía con una sonrisa.

Quería Alicante y a los alicantinos, pero nunca olvidaba su origen manchego. Volvía a su pueblo con Chari, su esposa, cuando disponía de tiempo libre a hacer tertulia con sus amigos de la niñez. Había preparado su casa «del pueblo» para ir con mayor frecuencia, pero no va a poder ser.

¡Gerardo! Ha sido un golpe muy fuerte y más a tanta distancia. Tú me conocías bien y si pudieras le dirías a los demás cómo me siento y me encuentro al conocer que te has ido. He perdido a un gran amigo, a mi hermano, uno de los mejores amigos de estos últimos años de vida profesional en Alicante. Lamento no poder acompañar a tu familia en estos momentos tan tristes.

Gracias Gerardo por tu amistad y lealtad. Adiós y hasta siempre.