A sus 84 años, Antonio Ruiz Montejano recuerda cada detalle de su vida salesiana, que comenzó en 1939, cuando empezó a estudiar en el colegio de la orden en Alicante. Fue uno de los fundadores de la hermandad de la Santa Cena, y peregrinó a Lourdes y Turín. Presidente de honor y asesor vitalicio de la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos de Alicante, mañana recibe la medalla de oro de la Confederación Nacional.

¿Cómo acoge la distinción?

Con mucho gusto después de toda una vida de entrega a los Salesianos. Me siento un salesiano más, pero sin votos religiosos. Estuve en el colegio y les he dedicado mi vida entera. Cuando acabé los estudios, me dediqué a otras actividades dentro del espíritu salesiano, y siempre he estado vinculado a la congregación.

¿En qué sentido?

He recorrido toda Europa y buena parte del mundo como representante de los Salesianos. Me ha gustado mi vida. Estuve en nuestra casa madre de Turín, y he ido más de 70 veces a Lourdes. No se puede decir que fuera un embajador pero he llevado el espíritu salesiano por toda Europa.

¿Qué han supuesto los Salesianos para Alicante?

Recuerdo una frase muy bonita del obispo Pablo Barrachina que decía siempre que no se comprende Alicante sin María Auxiliadora, y es verdad. Cuando entré en el colegio ya estaban aquí, el primer salesiano llegó en 1914. Ha sido una lucha constante y muy bonita, dedicada sobre todo a los más jóvenes. Siempre han apostado por proteger a los niños alicantinos y en los primeros momentos a los más pobres y abandonados.

Celebran su centenario...

Estamos aquí gracias al sacerdote Modesto Nájera, abad de la entonces colegiata de San Nicolás, a él le debemos que los Salesianos llegaran a Alicante y que hayan formado a centenares de jóvenes.