Ha venido a Alicante para hablar sobre internacionalización de empresas. ¿Forma parte de una moda o de una realidad?
Es una realidad por necesidad del mercado, sobre todo se ha acelerado en los últimos cinco años, aunque las inversiones en América Latina es muy importante desde hace veinte años.
¿Hay muchas empresas españolas asentadas por el mundo?
Hay países donde trabajan hasta 400 empresas españolas. Aunque la internacionalización exige cierta dimensión y financiación.
¿Qué elementos son indispensables para no fallar?
La empresa tanto grande como mediana debe fijar sus objetivos para avanzar en diferentes mercados. Pienso que empresas con una facturación menor a los 50 millones no deberían estar en más de dos países, además de España. La zona más sencilla, donde tenemos una ventaja competitiva, es Iberoamérica, por el idioma, por la cultura, por nuestro prestigio en su mercado... Aunque la clave del éxito pasa por la competitividad de la empresa. Luego están las grandes sociedades españolas, que llegan a estar presentes en más de cien países.
¿Es importante para España o cualquier otro país que sus empresas se internacionalicen?
El espejo de un país son sus empresas, las que lo representan económicamente y socialmente.
¿Europa no es un mercado?
Europa es una zona maduro y apenas hay inversión en infraestructuras, porque ya está todo hecho. Hay que salir a mercados emergentes, aunque hay que ir con financiación, que es un punto débil para las empresas españolas por la situación del sistema financiero que ha sufrido una gestión nefasta y bastante corrupta.
¿No medir el proyecto de internacionalización puede ser el final de una gran empresa?
Sí, hay que tener cuidado. Una empresa no debe ir a una licitación en solitario, debe hacer un consorcio con otra empresa y con un socio local, es un aspecto imprescindible para el éxito final.
¿Deben los bancos volver a apostar por las empresas españolas y abrir el grifo del crédito?
La competitividad es una cuestión de costes. El coste de la financiación es muy importante. España tiene una desventaja de dos puntos con respecto a Alemania porque hemos tenido una gestión financiera peor que la de otros países. Además, Francia, Reino Unido o Italia, por ejemplo, resolvieron mejor la crisis financiera que España, y eso es un problema para nuestras empresas. No hay que olvidar que España ha generado más de tres millones de parados en los últimos cinco años y ha abierto las puertas de salida a los jóvenes mejor preparados. Y es una pena, porque los latinos somos muy buenos trabajando. Pero esta crisis del sistema financiero que no acaba ha dejado sin salida a las generaciones jóvenes.
Hablando de bancos y corrupción, ¿qué opinión le merecen las tarjetas «black»?
Está empezando a funcionar la justicia, que ha estado siempre muy tapada por los políticos. Estamos hablando de miles y miles de millones de operaciones dudosas en entidades como Caja Madrid, Bancaja, Caja Sur... Permanentemente están llegando nuevos casos a la Audiencia Nacional. Sin ejemplaridad es muy difícil que una economía moderna funcione porque no hay confianza. Es llamativo que no haya responsables de este saqueo a las cajas ahorros, pero tiene una explicación: tapadera de los tres partidos que han gobernado el país.
Como socialista, ¿qué le parece el nuevo líder del PSOE?
Como no ha tenido ningún cargo -excepto concejal de la oposición-, no tiene pasado. Es un líder bastante eficiente y que tiene posibilidades de ser el próximo presidente del Gobierno, dado que Rajoy parece que no hace otra cosa que querer perder.
Y a usted, ¿le siguen recordando por su vinculación al «Tamayazo» en Madrid una década después de aquel escándalo?
Yo he estado cerca de 27 años en política, hemos hecho muchas operaciones políticas. Ese caso que me dice es insignificante.
¿Ya es pasado para usted?
Ni se sabe. ¿Quién se acuerda?
